Lectura Recomendada: Éxodo 12:21–51 | Lucas 15 | Job 30 | 1 Corintios 16
La Pascua no era solamente el clímax de las diez plagas, era también el comienzo de la nación de Israel. Sin duda, el faraón estaba harto de Moisés; Dios también estaba harto del faraón. Esta última plaga devastó a los primeros nacidos del país, símbolo de la fuerza, del orgullo y de la esperanza de una nación. Al mismo tiempo, este acontecimiento fue diseñado de tal manera que sirviese para enseñar algunas lecciones fundamentales, de forma gráfica, a los israelitas. Si el ángel de la muerte pasase por la tierra de Egipto, ¿qué principio sería el que distinguiría entre las casas que sufrirían la muerte y las casas donde todos los ocupantes sobrevivirían?
Dios dice a los israelitas que se congreguen en casas, cada una reuniendo a suficientes personas para consumir un cordero entero de un año. Se dan instrucciones muy detalladas para la preparación de la comida. La más extraña de estas instrucciones es que se unte con sangre los postes y el dintel de las puertas: “La sangre servirá para señalar las casas donde vosotros os encontréis, pues al verla pasaré de largo” (Éxodo 12:13). Este hecho se repite más tarde: “Cuando el Señor pase por el país para herir de muerte a los egipcios, verá la sangre en el dintel y en los postes de la puerta, y pasará de largo por esa casa. No permitirá el Señor que el ángel exterminador entre en vuestras casas y os hiera” (12:23). A causa de la sangre derramada, el Señor “pasaría de largo”; así nació la fiesta de la Pascua.
Sería imposible exagerar la importancia de este suceso. No sólo señala la liberación de los israelitas de la esclavitud, sino también el amanecer de un nuevo Pacto con el Redentor. Al mismo tiempo, constituye un cuadro vivo: un pueblo culpable se enfrenta a la muerte, y la única manera de librarse de la sentencia es la muerte de un cordero en lugar de los que están bajo la sentencia. El mismo calendario se cambia para señalar la importancia de este hito en la historia (12:2–3), y se les dice a los israelitas que celebren esta fiesta perpetuamente, en gran parte para instruir a los hijos aun por nacer con respecto a lo que Dios había hecho a favor de esta nación naciente y a la manera como sus hijos primogénitos fueron perdonados en la noche cuando Dios les redimió (12:24–27).
Un milenio y medio más tarde, Pablo recordaría a los creyentes de Corinto que Jesucristo, el Cordero pascual, fue sacrificado en nuestro lugar, inaugurando así un nuevo Pacto (1 Corintios 5:7; 11:25). En la noche en la cual fue traicionado tomó pan y vino, e instituyó un nuevo rito conmemorativo – y esto ocurre durante la misma festividad de la Pascua, como para enfatizar que este nuevo rito enlaza el antiguo con el suceso al cual apunta: la muerte de Cristo. El calendario vuelve a cambiar; una nueva redención se ha logrado. Dios sigue “pasando de largo” ante los que se hayan refugiado en la sangre del Cordero.
Acerca del autor:
Donald Arthur Carson, (1946-), es un erudito reformado del Nuevo Testamento nacido en Canada. Realizo estudios en Matemática Pura y Química en la Universidad McGill, luego un Mdiv, en Heritage Baptist College y Heritage Theological Seminary, y un PhD en Nuevo Testamento en la Universidad de Cambridge (Inglaterra). Desde 1978 sirve como profesor en Trinity Evangelical Divinity School, asimismo fue miembro fundador de ‘The Gospel Coalition’. Don Carson es actualmente uno de los eruditos mas respetados en la campo de Teología Biblica del Nuevo Testamento. Ha escrito 57 libros hasta el momento, y cientos de artículos académicos, entre sus numerosas publicaciones se tienen: “Falacias Exegeticas”, “El Debate sobre la version King James”, “Escándalo: La Cruz y la Resurrección de Jesús”, “La Dificil Doctrina del Amor de Dios”, “Introduccion al Nuevo Testamento”, “La Soberanía de Dios y la responsabilidad humana”, entre muchos otros.
Donald A. Carson, Por Amor a Dios: Devocional Para Apasionarnos Por La Palabra, trans. Roger Marshall, Gisela Muñoz, and Loida Viegas, 1a edición., vol. I (Barcelona: Publicaciones Andamio, 2013), 60.
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