Predicar La Palabra
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Aprende de los puritanos a modelar el contenido y el método de tu predicación según la Escritura. El Directorio de Westminster para la Adoración Públicadice de los ministros:
“Normalmente, el tema de su sermón ha de ser algún texto de la Escritura, exponiendo algún principio o tema de la religión, o adaptado a una ocasión especial emergente; o puede basarse en un capítulo, salmo, o libro de la Santa Escritura, como considere adecuado.”1
Edward Dering lo enunció brevemente, “El ministro fiel, como Cristo, es el que predica nada más que la Palabra de Dios.”2John Owen asintió: “El primer y principal deber de un pastor es alimentar al rebaño por medio de la predicación diligente de la Palabra.”3Miller Maclure observó:
“Para los puritanos, el sermón no sólo dependía de la Escritura; existía casi literalmente dentro de la Palabra de Dios; el texto no está en el sermón, sino que el sermón está en el texto. …En resumen, escuchar un sermón es sumergirse en la Biblia.”4
Deja que sea el texto el que dirija el mensaje.
La predicación puritana dejaba a la Escritura dictar el énfasis para cada mensaje. Los puritanos no predicaban sermones que eran una especie de malabarismo entre varias doctrinas; más bien dejaban al texto bíblico determinar el contenido y el énfasis de cada mensaje. Por ejemplo, cuando Jonathan Edwards predicó sobre el infierno, no hizo ni una sola referencia al cielo, y cuando predicó acerca del cielo, no dijo nada sobre el infierno.5
Los puritanos predicaban un texto de la Biblia completamente, cualquiera que sea el tema, de manera que con el tiempo se aseguraban de tratar cada tema importante de la Escritura y así cada doctrina importante de la teología reformada. Nada quedaba desequilibrado en el abanico total de sus muchos y extensos sermones. En la teología misma, proclamaban la transcendencia de Dios al igual que Su inmanencia. En antropología, predicaban sobre la imagen de Dios en su sentido más limitado como en su sentido más amplio. En Cristología, exponían tanto el estado de humillación de Cristo como Su exaltación. En soteriología, se centraban tanto en la obra de Dios como en la respuesta del hombre y sabían cuándo acentuar cual. En eclesiología, reconocían el llamamiento de los puestos especiales (ministros, ancianos y diáconos) e igualmente el llamamiento de lo alto de los puestos comunes de todos los creyentes. En escatología, declaraban tanto las glorias del cielo como los horrores del infierno.
Timoteo, aprende de los puritanos en tu manera de vivir y tu predicación, para mostrar lealtad incondicional al mensaje completo de la Biblia. Sé un hombre del Libro viviente. Cree en la predicación. Nunca olvides que cuando proclamas las Escrituras como predicador legítimamente ordenado, Cristo habla a través de ti, para que por Su Espíritu, la Palabra predicada sea la Palabra viva. Esto hace tu llamamiento tan significativo que Henry Smith predica a su rebaño:
“Si consideráis, queridos míos, que no podéis ser nutridos para la vida eterna sino por medio de la leche de la Palabra, deseareis que vuestros cuerpos no tengan almas, antes que vuestras iglesias no tengan predicadores.”6
Une la Doctrina con la Práctica en la Predicación.
Timoteo, deja que los puritanos sean tus mentores al unir la doctrina y la práctica en tu predicación. Sigue su ejemplo de estas tres maneras:
1. Dirígete a la mente con claridad.
La predicación puritana trata al hombre como una criatura racional. Los puritanos amaban y adoraban a Dios con sus mentes. Se negaban a poner en enemistad la mente y el corazón; al contrario, enseñaban que el conocimiento es la tierra donde el Espíritu planta la semilla de la regeneración. Consideraban la mente como el palacio de la fe. “En la conversión, la razón es sublimada”, escribió John Preston. Y Cotton Mather dijo, “La ignorancia es la madre, no de la devoción, sino de la herejía”. Así, los puritanos predicaban que necesitamospensarpara ser santos. Desafiaron la idea de que la santidad es cuestión de emociones. Razonaban con los pecadores mediante lo que ellos llamaban la “predicación simple”, usando lógica bíblica para persuadir a cada oyente que era insensato no buscar y servir a Dios, a causa del valor y el propósito de la vida y la certeza de la muerte y la eternidad.
Los puritanos enseñaban que Dios nos dio mentes con propósito. Es crucial que nosotros ministros devengamos como Cristo en la manera en la que pensamos. Nuestras mentes deben ser iluminadas por la fe y disciplinadas por medio de la Palabra, y luego deben ser puestas al servicio de Dios en el mundo. Timoteo, siéntete desafiado por los puritanos para usar tu intelecto para promover el reino de Dios. Sin pensamientos claros nunca serás capaz de alimentar al pueblo de Dios, evangelizar, ni rebatir la cultura en la que vives, ni trabajar, ni ministrar. Te volverás vacío en ti mismo, improductivo y narcisista, con falta de una vida interior en desarrollo.
Los puritanos predicaban que una mente floja no es una insignia de honor. Ellos entendían que un cristianismo ciego fomenta un cristianismo débil. Un evangelio anti-intelectualista engendrará un evangelio irrelevante que no va más allá de las “necesidades palpables”. Eso es lo que está pasando en nuestras iglesias hoy en día. Hemos perdido nuestra mente cristiana, y por lo general no vemos la necesidad de recuperarla.
No comprendemos que cuando hay poca diferencia entre el cristiano y el no cristiano en lo que pensamos y creemos, pronto habrá poca diferencia en cómo vivimos.
2. Confronta la conciencia deliberadamente.
Los puritanos trabajaron arduamente en las conciencias de los pecadores como la “luz de la naturaleza” en ellos. La predicación simple denominaba pecados específicos; luego dejaba en las conciencias de hombres, mujeres y niños cuestiones que les hicieran meditar en la culpa de esos pecados. Como escribió un puritano “debemos ir con la vara de la verdad divina y golpear todos los arbustos detrás de los cuales se esconde un pecador, hasta que, como Adán cuando se escondió, se ponga en pie delante de Dios en su desnudez.” Creían que esto era necesario porque hasta que el pecador no salga de detrás del arbusto, no pedirá ser vestido con la justicia de Cristo. Así que los puritanos predicaban con urgencia, creyendo que muchos de sus oyentes todavía estaban de camino al infierno. Predicaban de manera directa, confrontando a sus oyentes con la ley y el evangelio, con la muerte en Adán y la vida en Cristo. Predicaban específicamente, tomándose en serio el mandamiento de Cristo “que se predicase en Su nombre el arrepentimiento y el perdón de pecados” (Lucas 24:47).
Hoy en día, y por lo general, el evangelismo moderno tiene miedo a confrontar la conciencia deliberadamente. Aprende de los puritanos, Timoteo, que estaban convencidos de que el amigo que más te ama te dirá toda la verdad sobre ti mismo. Como Pablo y los puritanos, necesitamos testificar, encarecidamente y con lágrimas, de la necesidad “del arrepentimiento para con Dios, y de la fe en nuestro Señor Jesucristo” (Hechos 20:21).
3. Gánate el corazón apasionadamente.
La predicación puritana era afectuosa, ferviente y optimista. Hoy en día es extraordinario encontrar un ministerio que alimente la mente con sustancia bíblica sólida y a su vez mueva el corazón con calor afectivo, sin embargo, esta combinación era corriente para los puritanos. Ellos no solamente razonaban con la mente y confrontaban la conciencia, sino que también cautivaban al corazón. La predicación surgía de su amor por la Palabra de Dios, el amor por la gloria de Dios y por el alma de cada oyente.
Conclusión:
Los Puritanos predicaban con la gratitud ardiente por el Cristo que les había salvado y que había convertido sus vidas en un sacrificio de alabanza. Los puritanos exponían a Cristo en Su hermosura, esperando poner celosos a los no convertidos con lo que el creyente tiene en Cristo.
Joel R. Beeke
Adaptado de: Joel Beeke, “Aprende de Los Puritanos I,” en Querido Timoteo: Cartas Sobre El Ministerio Pastoral, ed. Thomas K. Ascol (Graham, NC: Publicaciones Faro de Gracia, 2011), 165-169.
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Sobre el autor:
Joel Beeke (1952-), realizo estudios en Western Michigan University(BA), Thomas Edison College, Netherlands Reformed Theological School, Westminster Theological Seminary(PhD). Joel Beeke es pastor en la Iglesia ‘Congregacion Reformada Heritage Netherlands’ en Michigan (US), y presidente del Seminario Teologico Reformado Puritano, donde es profesor de Teologia Sistematica y Homiletica. Es también editor de ‘Puritan Reformed Journal’, y ha escrito y editado alrededor de ochenta libros y escrito mas de 2500 articulos academicos en libros, enciclopedias, revistas teologicas, etc. Esta casado con Mary, y tiene tres hijos: Calvin, Esther and Lydia. Joel Beeke es uno de los representas de la Teologia Reformada mas conocido a nivel mundial. Entre sus publicaciones es español tenemos “La espiritualidad puritana y reformada: Un estudio teológico y práctico tomado de nuestra herencia puritana y reformada.”(2008); “La lucha contra Satanas: Conociendo al enemigo sus debilidades, estrategias, y derrota.” (2008), etc.
Notas:
1La Confesión de Fe de Westminster(Inverness: El Comité de Publicaciones de la Iglesia Libre Presbiteriana de Escocia, 1985), 379.
2Las Obras del Sr. Derings(1597; reimpresión, Nueva York: Da Capo Press, 1972), 456.
3Las Obras de John Owen, ed. William H. Goold (1853; Londres: Banner of Truth Trust, 1965), 16:74.
4Miller Maclure, Los Sermones de Paul Cross, 1534–1642 (Toronto: University of Toronto Press, 1958), 165.
5Cf. La Ira del Dios Todopoderoso: Jonathan Edwards Sobre el Juicio de Dios Contra los Pecadores, ed. Don Kistler (Morgan, PA: Soli Deo Gloria, 1996); Las Obras de Jonathan Edwards, 2:617–41; John H. Gerstner, Jonathan Edwards Sobre el Cielo y el Infierno(Grand Rapids, MI: Baker, 1980).
6Las Obras de Henry Smith, ed. Thomas Smith (Edimburgo: James Nichol, 1866), 1:495.
Categorías:Beeke, Joel, Predicacion