La figura de Satanás suele ser concebida como un fugitivo de una fiesta de “Halloween”. Se lo retrata vistiendo un ridículo traje rojo. Tiene espuelas, cuernos, una cola, y lleva consigo un tridente. Esta figura es motivo de ridículo entre quienes niegan el cristianismo bíblico. En determinada ocasión le pregunté a mi clase de unos treinta estudiantes: “¿Cuántos creen en Dios?” La mayoría de los estudiantes levantó su mano. Luego pregunté: “¿Cuántos creen en el diablo?” Solamente se alzaron un par de manos.
Un estudiante espetó, “¿Cómo puede una persona inteligente creer en el diablo en los días que corren? El diablo pertenece a la superstición, junto con los fantasmas, los duendes y todo el resto de la parafernalia nocturna”.
Yo le respondí: “Hay un origen muchísimo más fiable para creer en Satanás que para creer en los duendes. Es posible que no estén convencidos de la veracidad de la Biblia, pero sin duda que es un origen más fiable que los cuentos de hadas”.
Amontonar a Satanás junto con las brujas y los duendes implica violar las reglas de un pensamiento serio y grave. Continué mi discusión con el estudiante realizándole otra pregunta: “Si creemos que Dios es un ser invisible, y personal, que tiene la capacidad de influenciar a las personas hacia el bien, ¿por qué resulta tan increíble y tan difícil imaginar que existe un ser invisible, y personal, que tiene la capacidad de influenciar a las personas al mal?”
Job 1.6–7 Un día, cuando los hijos de Dios vinieron a presentarse delante del Señor, Satanás (el adversario) vino también entre ellos. Y el Señor preguntó a Satanás: “¿De dónde vienes?” Entonces Satanás respondió al Señor: “De recorrer la tierra y de andar por ella.”
Satanás nuestro adversario.
Es posible que nuestro problema con respecto a Satanás radique en el hecho de que estamos reaccionando a una caricatura y no al punto de vista bíblico sobre él. En la Escritura, la palabra Satanás significa “adversario”. Lo conocemos como el diablo. Es una criatura angelical que, antes de la creación de la raza humana, se rebeló contra Dios y que desde entonces ha luchado contra la raza humana y contra Dios. Se lo llama el príncipe de las tinieblas, el padre de la mentira, el acusador, y la serpiente. Este retrato no tiene nada que ver con el adversario cómico, con cuernos, y un tridente, al que nos hemos acostumbrado. Esa imagen, por lo menos en parte, surgió en la iglesia medioeval. Esta caricatura de Satanás fue creada intencionalmente en la iglesia para poder burlarse de él. La iglesia estaba convencida que era una estratagema efectiva contra Satanás el insultarlo. Se consideraba que su parte más vulnerable era su orgullo. El atacar su orgullo era visto como una manera efectiva para repeler su ataque.
Lucas 22.31–32 “Simón, Simón (Pedro), mira que Satanás los ha reclamado a ustedes para zarandearlos como a trigo; pero Yo he rogado por ti para que tu fe no falle; y tú, una vez que hayas regresado, fortalece a tus hermanos.”
Satanás un ángel de luz.
La noción bíblica, sin embargo, es mucho más sofisticada. Él se aparece como un “ángel de luz”. Esta imagen subraya la habilidad inteligente de Satanás para manifestarse bajo la apariencia del bien. Satanás es muy sutil, seductor y astuto. Sabe hablar con elocuencia; su apariencia es deslumbrante. El príncipe de las tinieblas se viste con un ropaje de luz. La Escritura también nos habla de Satanás como un león rugiente, buscando a quien devorar. Cristo también es llamado un león, el León de Judá. Él es el redentor, el anti-león y devorador. Ambas imágenes nos hablan de la fuerza.
2 Tesalonicenses 2.9–10 La venida del impío será conforme a la actividad de Satanás, con todo poder y señales y prodigios mentirosos, y con todo engaño de iniquidad para los que se pierden, porque no recibieron el amor de la verdad para ser salvos.
Conclusión.
¿Cómo deberá reaccionar, entonces, el creyente frente a Satanás? Por un lado, Satanás es realmente temible. En 1 Pedro 5:8 se nos dice que “vuestro adversario el diablo, como león rugiente, anda alrededor buscando a quien devorar”. La respuesta del creyente no debe ser, sin embargo, la del miedo. Satanás puede ser más fuerte que nosotros, pero Cristo es más fuerte que Satanás. La Biblia afirma que “mayor es el que está en vosotros, que el que está en el mundo” (1 Juan 4:4). Satanás es después de todo una criatura. Es finito y limitado. Está limitado en el tiempo y el espacio. No puede estar en más de un lugar al mismo tiempo. Nunca debe ser considerado igual a Dios. Satanás es de un orden superior a los humanos, es un ángel caído. Pero no es divino. Tiene más poder que las criaturas de este mundo pero su poder es infinitamente menor que el poder del Dios todopoderoso.[1]
Resumen
- Satanás no debe ser comparado a las criaturas mitológicas.
- Satanás es un ángel caído con poderes sofisticados para engañar, tentar y acusar a las personas.
- Satanás es una criatura finita sin los poderes y los atributos divinos.
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Acerca del autor:
Robert Charles Sproul (1939-). Westminster College, Pennsylvania (BA), Pittsburgh-Xenia Theological Seminary (M.Div.), Free University of Amsterdam (PhD), Whitefield Theological Seminary (PhD). Ha sido profesor de teologia en diversos seminarios en los Estados Unidos. Es un conocido teólogo y pastor americano, autor de muchos libros. Es fundador y director de “Ministerios Ligonier”, y conduce un programa de radio diario llamado ‘Renovando tu mente’. Sproul ha servido como pastor en la Iglesia de Saint Andrews en Florida (US). Actualmente trabaja con la Iglesia Presbiteriana de los Estados Unidos (PCA), y ha sido miembro también de la ‘Alianza de Evangélicos Confesantes’ (Alliance of Confessing Evangelicals). Es autor de mas de 100 libros, de los cuales estan disponibles en español; “Las Grandes Doctrinas de la Biblia” (1996); “Como estudiar e interpretar la Biblia”(1996); “Escogidos por Dios” (2002); “La Santidad de Dios” (1998); entre muchos otros.
[1] R.C. Sproul, Las grandes doctrinas de la Biblia (Miami, FL: Editorial Unilit, 1996), 153–155.
Categorías:Hombre, Pecado y Pactos, Sproul, R.C., Teologia Sistematica