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Los Credos, las Confesiones y el Desarrollo de la Doctrina, por Carl Trueman

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La semana pasada escribí un articulo con algunos pensamientos preliminares entre la relación de la Teología Sistemática y la Teología Bíblica aquí. Esta semana quisiera explicar porque es necesario algo mas que solamente cosechar los resultados de la exegesis bíblica de textos para la construcción de la Teología.

Un correcto entendimiento teológico necesariamente esta ligado a la teología histórica.

La Doctrina de Dios (Teología Propia), es siempre especulativa, en el sentido de que trata temas relacionados a la persona de Dios (Ontología), es decir a quien es Dios, y no solamente a las obras de Dios, (Economía), es decir a los actos de Dios en la historia. Los grandes Credos de la Iglesia antigua, así como las Confesiones de Fe y los Catecismos de la Reforma, que afirman la enseñanza de dichos Credos, son el fruto de teología especulativa en el sentido de que enseñan no solamente lo que Dios hace, sino lo que Dios es en su persona. Enseñar sobre la identidad de Dios mismo requiere mas que la construcción de una narrativa bíblica histórica teniendo su culminación en Cristo. Para poder comprender a lo que me refiero aquí es necesario tener un conocimiento de porque la Iglesia ha enseñado, y confesado, sobre la persona y la obra de Cristo. En otras palabras, requiere un conocimiento de las controversias teológicas en la historia. 

¿Cuántas naturalezas tenia Cristo?

Déjenme darles un ejemplo de lo que me refiero. Por muchos años enseñe un curso de introducción básica a la teología patrística, esta demás decir que llevar dicho curso no era exactamente algo que los estudiantes esperan con “muchas ansias”. Ellos querían, correctamente, aprender sobre la Biblia, y no de controversias tan antiguas. Para ellos, la Iglesia de los primeros siglos les parecía tan remota, tanto histórica como intelectualmente, que el estudio de esta les parecía casi completamente inútil tanto para su futuro ministerio. Debido a esto, al inicio de cada semestre comenzaba con una pregunta que tenia el propósito de hacerles pensar. Tomada un estudiante al azar en el primer día de clases, y le preguntaba: “¿Cuantas voluntades tenia Cristo?”. Solamente puedo recordar una vez, en todos estos años como profesor, que un estudiante respondió correctamente. Todas las demás victimas respondían intuitivamente “una”. En este punto, les hacia la siguiente pregunta letal: “Entonces, ¿De que voluntad carecía, la humana o la Divina?, ¿O quizá su voluntad no era ni humana ni Divina, sino una fusión de las dos en una sola, haciéndola semi-divina, pero no humana ni Divina?”[1]

Para este momento el rostro de los estudiantes parecía confuso y sospechaban, aunque no sabían exactamente como o donde, que habían cometido un error grave en la respuesta. En ese momento el estudiante ofrecía una defensa final que decía algo como “!pero en ningún versículo del Nuevo Testamento se dice que Cristo sea una persona con dos voluntades!”[2]A lo cual respondía que esto es cierto, que quizá no haya un verso que diga explícitamente esto, pero que, sin embargo, era la única postura posible con la cual se podían conciliar no solo las enseñanzas del Nuevo Testamento, sino también comprender la identidad de la persona de Cristo Jesús de Nazareth. ¡Solamente un Cristo que tuviera dos voluntades es capaz de salvar! Sin embargo, para poder entender esto es necesario que los estudiantes tengan un correcto y profundo entendimiento del desarrollo de las controversias teológicas en el tiempo.[3]

¿A que nos referimos con el desarrollo de la doctrina a lo largo de la historia?

Este es solo un ejemplo de la importancia del estudio del desarrollo progresivo de la teología. El termino “desarrollo” puede turbar los oídos protestantes debido a que parece indicar que la verdad del evangelio cambia durante el tiempo. Pero cuando hablo de “desarrollo” no me refiero a esto para nada. No me refiero al cambio en verdades, sino a la elaboración y clarificación de conceptos doctrinales de tal manera que refina la conceptualización y vocabulario teológico, así como el contexto metafísico indispensable para un correcto entendimiento de la enseñanza bíblica sobre Dios y Cristo Jesús. Estos conceptos teológicos y el lenguaje en los que son expresados no son imposiciones extrañas y ajenas a las Escrituras. Sino que lo que hacen es mantenernos alertas al mensaje de las Escrituras como un todo mientras leemos un pasaje de la Biblia en particular. Usando las palabras de Mike Allen, del Reformed Theological Seminary, “la jerga teológica ayuda a leer las Escrituras de manera canónica”. 

Los debates patrísticos sobre la persona de Dios y de Cristo Jesús son ejemplos excelentes de esto. Todos sabemos que el lenguaje de la Trinidad, Hipostasis y Substancia no son explícitamente mencionados en las Escrituras.[4]Sin embargo, nosotros los Protestantes, usamos dichos términos para desarrollar la gramática o contexto metafísico para tener un correcto entendimiento de lo que las Escrituras enseñan sobre Dios. No solamente esto, sino que la razón por la que estos Credos y Confesiones usan las palabras y términos que usan están intrínsecamente ligado a la historia de los debates que tuvieron lugar dentro de la Iglesia.

Varios modelos para entender este patrón de desarrollo teológico a lo largo de la historia han sido ofrecidos a través de los años. Quizá el mas famoso de todos es el propuesto por el Cardinal Newman (cuando aun era Evangélico Protestante), cuando escribió su famoso “Ensayo sobre el Desarrollo de la Doctrina Cristiana”. Este tratado fue largo y detallado, pero su tesis principal era de que la doctrina bíblica se desarrollo de la misma manera como un árbol crece a partir de la semillas. El producto final (el árbol), quizá no se parezca mucho al original (las semillas), sin embargo, existe una continuidad y consistencia entre los mismos, (semilla y árbol), pero mas aun, el crecimiento es inevitable. 

La controversia teológica como clave para entender la teología. 

Sin embargo, aunque este modelo de leer el desarrollo de la Doctrina, el mismo tiene un elemento faltante: El rol de la controversia en el desarrollo teológico. El teólogo Bernard Lonergan, en su critica amigable al modelo establecido por Newman, señala que la doctrina rara vez se desarrolla siguiendo un aspecto linear a lo largo de la historia, pero que lo hace siguiendo una estructura dialéctica, es decir a través del choque de ideas opuestas. En otras palabras, por ejemplo, un modelo teológico sistemático para la Doctrina de Dios y de Cristo es propuesto, el mismo es evaluado y probado errado a la luz del testimonio bíblico. En el proceso se encuentran debilidades en dicho modelo, y nuevos modelos teológicos son propuestos, a veces opuestos, y mejorados, y otros mas y así sucesivamente hasta que se encuentra una solución definitiva a la cuestión teológica originaria. Esto se ve claramente por ejemplo en los modelos para la Trinidad propuestos, como los debates del Modalismo y el Subordinacionalismo en siglo IV, que eventualmente dieron como consecuencia en Credo Niceno en el Concilio de Constantinopla en el 381. 

La consolidación del vocabulario teológico empleado en el Concilio de Constantinopla en el 381 sentó las bases para debates futuros sobre tópicos relacionados. Es cierto, el vocabulario teológico necesario para designar conceptos relacionados con la Trinidad fue resuelto, pero esta resolución trajo a su vez otros asuntos relacionados particularmente con la Cristología, e influencio la manera como estos asuntos Cristológicos serian respondidos. Tenemos entonces los debates Cristológicos al inicio del siglo V, y la resolución de estos en el Concilio de Éfeso en el 431 y de Calcedonia en el 451. Sin embargo, las respuestas y las soluciones propuestas aquí crearon otras controversias como consecuencias de estos, llevando al desarrollo del Duotelismo (el hecho de que Cristo tiene dos voluntades en lugar de una sola, en oposición al Monotelismo), y otros temas que en la superficie parecerían extraños y sin importancia, pero que en realidad son extremadamente importantes como por ejemplo naturaleza anipostatica de Cristo concerniente a su naturaleza humana.[5]

Este punto sobre la influencia en la lógica de los debates teológicos que siguieron a la controversia Trinitaria resuelta en el Concilio de Constantinopla en el 381, ha sido hecha por varios teólogos e historiadores, entre ellos Brian Daley (aunque de manera critica), en su reciente libro “El Dios visible” (God Visible). La ortodoxia Nicena sentó las bases y es la base de los conceptos Cristológicos que se desarrollaron mas tarde en el debate histórico. He propuesto argumentos similares a los de Daley, aunque de manera positiva y a un nivel popular en mi libro “El Mandato del Credo” (The Creedal Imperative). 

Los atributos de Dios se desarrollaron a través de controversias teológicas. 

Lo mismo se aplica a otras doctrinas también que han sido construidas a través de debates históricos. Por ejemplo, los atributos clásicos de Dios como la simplicidad, inmutabilidad e impasibilidad pueden parecer oscuros, e incluso contrarios a una lectura superficial de las Escrituras. Sin embargo, lejos de ser una intromisión de un algún tipo extraño de filosofía griega en la Fe Cristiana, algo así como una fraudulenta falsificación que se introdujo en una era anterior del cristianismo, en realidad estos conceptos son de absoluta vital importancia para un entendimiento correcto de la Ortodoxia bíblica, cristiana y trinitaria. Meditando en el desarrollo patrístico del Trinitarianismo bíblico, Roman Williams menciona claramente en su reciente libro “Cristo el centro de la creación” (Christ, the heart of creation) que es lo que realmente esta en juego:

La lógica de la creación requiere que Dios sea Dios, de la misma manera que requiere que la creación sea finita. Sin una expresión clara de que Dios no puede ser concebido como divisible y pasivo, entonces lo único que nos queda son varias versiones del universo, en la cual la divinidad y lo finito podrían fusionarse de maneras que la auto-existencia y libertad de la Divinidad son puestas en duda. (p. 69)[6]

Lo que Williams dice aquí se aplica a la Doctrina de Dios, tal y como la sostienen todas las Iglesias e Instituciones que profesan una adherencia al Trinitarianismo Niceno, y a la Cristología Calcedonia, ya sea que sean Ortodoxa Griega, Catolicismo Romano, o aun mas importante, desde mi propia perspectiva eclesiástica, Evangélica Reformada. Incluso un vistazo rápido a las Tres Formas de Unidad, los Estándares de Westminster, o la Segunda Confesión Bautista de Londres [1689], afirma con total claridad que Dios es simple, inmutable e impasible. La Ortodoxia Evangélica Protestante también tiene su base en la Fe Nicena. 

Conclusión. 

En este punto quizá varios de ustedes estén tentados a decir, ¿pero no es esto un poco oscuro y sin sentido? ¿No es acaso esta discusión sobre la Doctrina de Dios y de Cristo completamente irrelevante para la manera como vivo mi cristianismo todos los días? Pues, bueno, cualquiera que sea lo que piensen de lo minuciosos y particular del lenguaje usado para describir a la persona de Cristo y la doctrina de la Trinidad, y de los conceptos desarrollados en estas discusiones históricas acerca del ser de Dios, quisiera rogar con gran urgencia a los lectores de este articulo, a nunca jamás olvidar que la motivación primaria que condujo al desarrollo y refinamiento de los Credos en relación a la persona de Dios y Cristo fue esta: La Iglesia lucho para confesar creer, con humildad pero precisión, un Dios en cuyo nombre Trinitario todos hemos sido bautizados, y a un Cristo que es ambos, Señor y Salvador.[7]No existe nada que sea mas doxológico (nos lleve mas a la adoración) o practico que esto. Y, nuevamente este es un tema al cual regresaremos pronto, nos recuerda que la Iglesia adora a Dios no sola y primariamente por lo que El ha hecho, sino por lo que El es. 

En mi próximo articulo hablare sobre las fortalezas, así como las limitaciones de la disciplina de la Teología Bíblica. 

Mas artículos del autor, ver aquí.

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Traducido con permiso de: http://www.alliancenet.org/mos/postcards-from-palookaville/creeds-confessions-and-the-development-of-doctrine-some-thoughts-on#.XHFVJi2cbjA . Publicado originalmente el 22 de Enero del 2019.

Acerca del autor:

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Dr. Carl R. Trueman (PhD, Aberdeen) tiene la cátedra principal de Historia de la Iglesia (Paul Woolley Chair of Church History) en Westminster Theological Seminary. Obtuvo su MA en la Universidad de Cambridge (Inglaterra) en 1988, y su PhD en la Universidad de Aberdeen (Escocia) en 1991. Ha escrito mas de una docena de libros, mundialmente reconocido en el ambiente académico. Su especialidad es en estudios de la Reforma. Entre sus libros se encuentran “Lutero en la vida cristiana: Cruz y Libertad” (en ingles); “La Reforma: Ayer, Hoy y Mañana” (en ingles); “John Owen: Católico Reformado, Hombre del Renacimiento” (en ingles), entre otros. Carl Trueman es considerado uno de los mas reputados historiadores a nivel mundial.

Notas (añadidas por el editor Daniel Caballero). 


[1]Trueman esta hacienda referencia aquí a las controversias en relación a la persona de Cristo. Voluntad esta directamente relacionada con naturaleza o esencia. Cristo Jesús es una persona con dos naturalezas (esencias), la humana y la Divina. El Concilio de Nicea había condenado la herejía de que Cristo no era completamente Divino. El Monofisismo enseñaba que Cristo Jesús tenia una sola naturaleza que no era ni humana ni Divina, sino una mezcla de ambas (algo así como un semi-Dios). El Monofisismo fue condenado como herejía en el Concilio de Calcedonia. Una variante del Monofisismo es el Monotelismo, es cual enseñaba que aunque Cristo poseía dos naturalezas, y era una sola persona, tenia una sola voluntad. Sin embargo, la voluntad es parte necesaria de la naturaleza, o esencia de Cristo. Por lo cual el Monofisismo fue considerado como una forma de Eutiquianismo, teniendo así una causa común con el Monofisismo. Usando una analogía de una familia, el Monofisismo y el Monotelismo serian hermanos, hijos de un mismo padre, el Eutiquianismo. Como tal, el Monotelismo hacia de una aspecto de la persona de Cristo, aquel relacionado con la voluntad, que sea ni humano ni Divino completamente, sino un humano-Divino, y como tal fue rechazado como herejía en el Tercer Concilio de Constantinopla. Esta demás enfatizar la suprema y vital importancia de esta doctrina para no solo una correcta comprensión de las Escrituras, sino para el Evangelio mismo. Pues una correcta comprensión del Evangelio se deriva de una correcta comprensión de la obra de Cristo, y una correcta comprensión de la obra de Cristo esta intrínsecamente ligada, y es una consecuencia, de una correcta compresión de la Persona de Cristo. El Monotelismo es una herejía en relación con la persona de Cristo, por lo cual como consecuencia es una negación del Evangelio mismo. (Daniel Caballero). 

[2]Este punto de Trueman es cierto. Por lo general, la defensa de aquellos que han caído en herejía a lo largo de los siglos ha sido: “!pero en que verso de la Biblia dice eso!”. Esto se aplica para casi todo el cuerpo doctrinal Cristiano, como la doctrina de la Trinidad, etc. 

[3]Este es tristemente el caso en la mayoría de seminarios e instituciones teológicas en Latinoamérica, donde virtualmente en ninguno se enseña la disciplina de Teología Histórica (que no es lo mismo que historia). La consecuencia de esto será que inevitablemente la Iglesia Evangélica Protestante Latinoamérica, a no ser que recobre estas verdades, estará condenada a caer en la herejía e irremediablemente a perder el Evangelio en una o dos generaciones. 

[4]No me refiero aquí a que el termino en griego este necesariamente ausente en las Escrituras, por ejemplo Hipostasis es mencionado en Hebreos 1:3. Sino que me refiero al concepto referido por dicho termino que fue tema de debate en la era patrística.

[5]La controversia sobre la naturaleza anipostatica de la naturaleza humana de Cristo es una consecuencia de la unión hipostática de la naturaleza humana y divina de Cristo. En otras palabras, la naturaleza divina del Hijo no fue unida a un embrión humano en el vientre de María. Es decir, la naturaleza humana de Cristo no existían antes de que fuera unida a la naturaleza divina del Hijo, sino que fue creada como consecuencia de que el Hijo tomara carne, es decir en la encarnación. En otras palabras, su naturaleza humana fue enipostatica en su unión hipostática. Esto es de vital importancia para un correcto entendimiento de la imputación del pecado, la persona humana, y el evangelio mismo. 

[6]Para entender la cita de Williams que Trueman hace en este articulo debemos tener un correcto entendimiento de dos de los principales atributos de Dios: Simplicidad e Impasibilidad. Williams menciona que si se niega los atributos divinos de Simplicidad (afirmando que Dios es divisible, es decir compuesto por partes), y la Impasibilidad (afirmando que Dios es pasivo, y por lo cual sujeto o influencia activamente por agentes externos a el mismo), entonces lo que en verdad esta en juego es un cambio completo en el ser de Dios, en particular en su existencia necesaria e independiente de Su creación, y su soberanía. 

[7]El punto que menciona Trueman aquí es de vital importancia. Porque, aunque todos afirman creer en Dios, ¿que clase de Dios es en el que creen? Mas aun, todos los evangélicos creen en Jesús, pero ¿Quién es este Jesús en el que creen? No hay una doctrina mas importante para la vida cristiana y el Evangelismo mismo que la Doctrina de Dios y Cristo Jesús, el Hijo de Dios. 

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