05-Post-Reforma (Inglesa) s. XVII

La Confesión de Fe de Westminster para Hoy; por Chad Van Dixhoorn

Las confesiones son resúmenes doctrinales de la enseñanza de la Biblia. Son escritas por la Iglesia para la Iglesia y el mundo. Son escritas para el mundo porque estas iglesias, con credos y confesiones, están tratando de hacer honestas sobre sí mismas. Estas declaraciones de doctrina anuncian que esta iglesia que tiene sus creencias claramente manifestadas y está deseosa de enlistar las más importantes para que todos las vean. Esto es exactamente lo que los grupos herejes y sectas rechazan hacer. Cuando ellos vienen a tu puerta los domingos por la mañana tocan temas periféricos; y sus folletos esconden lo realmente creen.

Las cosas son distintas en las iglesias ortodoxas, y ha sido así desde el principio de la Iglesia. No sólo los cristianos de la iglesia primitiva fueron forzados a explicarse delante de gobernantes furiosos por las ideas exclusivas del cristianismo. Sino que también necesitaron explicar su fe de la manera más sencilla a los nuevos convertidos, deseosos de un sumario de las enseñanzas de la Biblia. Los credos y las confesiones sirven apropiadamente para este propósito. Ellos resumieron lo que la Palabra de Dios tiene que decir sobre Dios, el horror de la caída y como consecuencia lo maravilloso del evangelio.

Aunque las confesiones y credos han comenzado como una guía para la iglesia o resumen de sus creencias fundamentales, las mejores de ellas han servido también como un mapa para fomentar la unidad. La intención era que debían ser compartidas, quizás, por muchas iglesias y por muchos años. Esto significo que aquellos que usaban una confesión no podían acomodar una oración o párrafo como quisieran. Por lo mismo, el valor de una confesión compartida es casi incalculable para la iglesia que la usa. Esta ayuda a expresar la unidad del cuerpo de Cristo! Confesiones compartidas como el Credo de los Apóstoles o la Confesión de fe Westminster une a esta Iglesia con otras que han compartido las mismas creencias. Estos textos nos hacen ver que el Cristianismo no se inventó la semana pasada, sino que afirman que estamos unidos a todos aquellos que aman y predican lo que hemos confesado por escrito. Por lo cual, una buena confesión no es solamente pública, sino que también establece el equilibrio entre la pureza doctrinal y su unidad. Una confesión debe expresar cada doctrina cuidadosamente, pero también humildemente. Debe claramente confesar aquello que es evidente o fundamental en las Escrituras; cuando es necesario hacerlo, pero también debe expresar muy cuidadosamente aquello que es menos obvio o fundamental.

La Asamblea de Westminster (1643-1652)

Obviamente es más fácil declarar una doctrina que vivirla. Esto fue cierto para los teólogos de la Asamblea de Westminster, ya que tenían que decidir cómo reformar la Iglesia de Inglaterra y sus estándares doctrinales. Dos años antes que la famosa asamblea se reúna en la Abadía de Westminster un ministro prominente llamado Edmund Calamy instó a la Cámara de los Comunes reformar la Iglesia de Inglaterra. Esto no se dio por nostalgia a los días dorados cuando de Eduardo VI, Rey evangélico y Reformado.

Sino que por el contrario, Calamy instó al Parlamento reformar la Reforma que se había iniciado. No fue hasta 1643 que la moderna reforma de Calamy tomó forma, en la convocatoria que probó ser el último de los grandes sínodos de la post-Reforma, la Asamblea de Westminster (1643-1652). La Asamblea de Westminster jugó un papel decisivo al purgar a la iglesia de muchos pésimos predicadores y llenándola con otros mejores. Trató de revisar y eventualmente volver a escribir textos de las iglesias de Inglaterra y Gales, Escocia e Irlanda. Redactó direcciones para el gobierno de la Iglesia, publicó una guía para la adoración pública, expidió declaraciones doctrinales, concordó con iglesias extranjeras, fue autora de dos catecismos y publicó una Confesión de fe. Realmente Edmund Calamy y sus colegas deberían haber estado muy satisfechos, pero no fue así. La tarea de revisar y escribir documentos como un Confesión parecía más fácil que lo que realmente era. Esto se debe a que en ese entonces (como también hoy!) había demasiados arquitecto planeando la reforma, pero no suficientes albañiles que lo llevaran a cabo! Aunque los pastores pueden individualmente exponer su propia comprensión de la Biblia, fue mucho más difícil hacerlo como un grupo. La experiencia fue frustrante, dejando a Calamy murmurando que “nadie sabe lo que esta reforma realmente es. Hay mucho pecado y miseria”.

¿Cómo se aplica la Confesión de Fe de Westminster para hoy?

En 1644 Edmund Calamy estaba desesperado, pero por 1646 la Asamblea había logrado finalizar su gran Confesión. El producto final fue grandemente celebrado, y aún lo es. De hecho, es un texto realmente notablemente en la historia del Cristianismo, y todo aquel que lee detenidamente sus páginas hallará un resumen básico y seguro de la verdad cristiana para la vida cristiana.

Sus primeras páginas se regocijan en la maravilla de la revelación de Dios en el mundo y en la Palabra. Párrafos enteros descansan sobre la plenitud y claridad de las Escrituras, y muestran una marcada consideración a la autoridad suprema e irrevocabilidad a los sesenta y seis libros de la Biblia. Con devoción y alegría, la Confesión pasa a considerar al Dios que se revela así mismo en y a través de todas sus perfecciones. Con reverencia y temor los teólogos de Westminster se esfuerzan por decir lo que se puede decir del Dios que es Uno y Dios que es tres. La gloria del Dios eterno ocupa algunas líneas, el “más amoroso, gracioso y misericordioso” carácter de Dios ocupa otras.

Los capítulos siguientes nos recuerdan que Dios ha planeado “todo lo que sucede”. Este plan del eterno Dios fue establecido desde “la eternidad”. Y desde el principio el plan de Dios o consejo por el cual ordenó todas las cosas es el “más sabio y santo”. ¿Qué más podría ser? Este plan es hecho en la creación del mundo y para el cuidado del mismo. Tres breves oraciones abren paso a la maravilla de la creación. El resto de la Confesión muestra como “Dios el gran Creador” providencialmente “conserva” “todas las cosas” o como la carta a los Hebreos dice que, “él sostiene todas las cosas por la palabra de su poder” (Heb. 1:3). Como era de esperar de un Dios que ha decretado y creado todas las cosas, la preservación de Dios no es una preservación desnuda. De ningún modo. El “dirige, dispone y gobierna” su creación- “todas las criaturas, todas sus acciones, y todas las partes de la creación que no pueden actuar. Esto no sorprende a aquellos que están familiarizados con casi cualquier parte de la Biblia pero, como es usual, los pie de página de la Confesión señalan porciones específicas de las Escrituras para hacer su punto. ¿No es esta la providencia que todo lo abarca retratada tan vívidamente en el sueño dado al rey Nabucodonosor y explicado al profeta Daniel? ¿No es la providencia de Dios la maravilla por la que el salmista alaba al Señor, el Señor que “hace todo cuanto quiere, en los cielos y en la tierra, en los mares y en todos los abismos”. (Salmo 135:6)? Reflexionar en las líneas de la Confesión a menudo conduce al estudio de las palabras de las Escrituras. Pocos ejercicios pueden proveer de resultados tan ricos en la inversión de tiempo que se hizo.

Conclusión: ¿Qué aplicaciones para hoy tenemos?

Y es así como la Confesión capítulo tras capítulo traza con pinceladas firmes la gran historia de nuestra redención. La triste realidad de la caída, los pactos de gracia de Dios con el hombre, el sorprendente anuncio de salvación y nuestra esperanza segura de la vida eterna- todo esto es esbozado aquí en negrita, pero en trazos considerables. ¿Quién puede leer este texto y no ser advertido que los que ignoran las Santas Escrituras están condenados a tropezar en el mundo en oscuridad? Y ¿quién puede leer esta confesión y no ver que aquellos que abrazan al Dios verdadero, creen lo que promete y caminan en sus preceptos nunca dejarán de tener una guía o una luz para sus vidas? Es debido a la claridad de este mensaje evangélico en todas sus partes que la Confesión de fe de Westminster se encuentra en la primera fila de los grandes credos Cristianos. Tal vez es el más sabio de todos los credos en su enseñanza y el más fino en su expresión doctrinal. Ciertamente es una guía fiable de las Escrituras, las mismas que son la única guía de Dios. Es mi esperanza de que todos los que sigan sus direcciones hallarán su camino a la casa del Padre, a través de la gracia y la misericordia del Hijo y por el poder del Espíritu.

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Acerca del autor:

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Chad Van Dixhoorn (PhD, Universidad de Cambridge; MDiv, ThM, Westminster Theological Seminary). Actualmente enseña teología en ‘Reformed Theological Seminary’ (US), y es profesor visitante en la Universidad de East Anglia (Inglaterra). Es reconocido mundialmente por su investigacion sobre la historia y teologia de la Asamblea de Westminster y Puritanismo Ingles. En el 2013 fue elegido miembro de la ‘Royal Historical Society’ (Sociedad Real de Historiadores) en reconocimiento  a sus cinco volumenes publicados en la Asamblea de Westminster por Oxford University Press. Es casado, y tiene cinco hijos, ha servido como pastor en Cambridge y Viena. Entre sus libros se encuentran; “Confesando la Fe: Una guia de lectura a la Confesion de Fe de Westminster”, “Las actas y ensayos de la Asamblea de Westminster 1643-1653. 5 Volumenes”, entre otros.

Fuente:

Publicado originalmente en enero del 2008. Traducido por Esteban Palacios. Primeramente en: http://www.reformation21.org/articles/the-westminster-confession-of.php

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