05-Post-Reforma (Inglesa) s. XVII

La Tentación: ¡Cuidado! por John Owen

Dirigiremos nuestra atención sobre el peligro de la tentación, considerando el significado de dos frases del Nuevo Testamento:

  1. “Entrar en tentación” (Mat. 26:41)
  2. “La hora de la prueba” (Apo. 3:10)

I. “Entrar en Tentación”

¿Qué quiso decir Cristo con la frase “entrar en tentación”? Observemos dos respuestas equivocadas.

  1. “Entrar en tentación” significa simplemente ser tentado. Esta respuesta es incorrecta, porque Dios nunca nos promete vivir sin tentaciones y Cristo no nos enseñó a orar por algo que Dios no daría, por esto “entrar en tentación” es una experiencia más peligrosa que el solo hecho de ser tentados.
  2. “Entrar en tentación” significa ser vencido por la tentación. Esta respuesta también es equivocada, porque una persona puede “entrar en tentación” y con todo, no caer bajo ella.

En 1 Tim. 6:9, Pablo compara el hecho de caer en tentación con el acto de caer en una trampa, de tal forma que uno no puede escapar fácilmente de ella. En 1 Cor. 10:13, usa otra frase: “No os ha sobrevenido ninguna tentación…” En este caso es el poder y la dificultad de escapar de la tentación. En 2 Ped. 2:9 dice: “Sabe el Señor librar de tentación a los piadosos…” solo podemos ser librados de tales tentaciones con la ayuda y el poder de Dios. En conclusión “entrar en tentación” significa experimentar en un grado no común, el poder seductor de la tentación. Cuando una persona “entra en tentación” experimenta el poder de la tentación de dos fuentes:

1)   Hay un poder especial de Satanás que actúa desde afuera de la persona. A veces intenta tentarnos por medio de la intimidación: Es decir, “peque o sufra las consecuencias” y otras veces intenta tentar ofreciendo a la persona algo que es deseable, como: “Todo esto te daré, si postrado me adorares” (Mat. 4:9).

2)   Hay una acción especial del poder del pecado que mora dentro del creyente. El pecado es como un traidor que vive en el corazón de cada persona, y se pone de parte de Satanás tratando de animarnos a ceder a la tentación. En estos casos, el creyente puede clamar a Dios por liberación y sin embargo, no ser librado. Tales tentaciones ocurren normalmente en alguna de las siguientes circunstancias:

a) Cuando Satanás ha obtenido un permiso especial de Dios, por razones conocidas solo por Dios mismo (2 Sam. 24:1, 1 Cro 21:1; Job 1:12, 2:6 y Luc. 22:31).

b) Cuando los deseos malos de una persona encuentran una oportunidad favorable, y un medio muy atractivo para que puedan cumplirse (2 Sam. 11).

II. “La Hora de la Tentación”

En Apo. 3:10, es llamada “la hora de la prueba”; porque el poder cautivador de la tentación alcanza su máxima fuerza y es cuando la tentación es más peligrosa, y más probable que pueda vencer toda resistencia. En estos casos la misma tentación que antes vencimos, puede volver a ocurrir con renovadas fuerzas en “la hora de la tentación”, y a menos que nos sea concedida “gracia” especial, nos vencerá y nos conducirá a pecar.

Consideremos dos cuestiones adicionales acerca de esta prueba:

  1. ¿Cuáles son los medios comunes usados para llevar la tentación a su “hora”?
    1. Cuando Satanás quiere lograr que una persona “entre en tentación”, presentará la tentación frecuente y persistentemente en la mente. Satanás quiere llenar nuestra mente respecto a la pecaminosidad y nos hace pensar que el pecado no es tan grave.
    2. Si el creyente ve a su hermano caer en pecado, debería responder odiando el pecado, sintiendo interés por su hermano caído y orar para que sea librado. Si él no responde de esta manera, Satanás usará esta debilidad como un medio para atraerle a él mismo en esta tentación.
    3. La maldad de la tentación puede ser oculta por la presencia de otras consideraciones frecuentemente buenas en sí mismas. Tal es el caso de los gálatas al caer de la pureza del Evangelio por conservar su libertad, pero el deseo de ser libres de la persecución añadió poder a la tentación y alejarse del Evangelio.
  2. ¿Cómo podemos saber que hemos llegado a “hora de la tentación”?
    1. Es reconocida por la presencia de una presión insistente y es como si Satanás entendiera que es “ahora o nunca” y por lo tanto no permitirá ningún alivio. Siempre que la tentación nos presiona por todos lados, tanto dentro como por fuera, con el fin de ganar el consentimiento de nuestra voluntad para pecar, estamos seguros que “la hora de la tentación” llegó.
    2. Siempre que la tentación combina el poder del temor con el poder de la atracción, la tentación ha llegado a su “hora”; pues toda la fuerza de la tentación consiste en la combinación de estos dos poderes. Solo uno podría ser suficiente  para persuadir a la persona a pecar, pero cuando obran juntos, casi nunca fallan.

Ahora estamos listos para fijarnos brevemente en el tema que nos ocupará en el resto de este artículo: Para evitar que pueda ser dañado por la tentación, el creyente debe aprender a “Velar y Orar”. 

Conclusión. 

Velar significa estar en guardia y considerar todas las maneras y todos los medios que pudieran ser usados por el enemigo, para aplastarnos con la tentación y esto involucra una vigilancia constante y diligente sobre nuestras almas, usando todos los medios que Dios nos ha dado para este propósito. Incluirá un estudio por el resto de nuestros días, de las artimañas de nuestro enemigo, y también un estudio de nuestras fuerzas y debilidades, las cuales Satanás pudiera explotar para enredarnos en el pecado.

Además de velar, tenemos que orar. Este es el medio por el cual podemos recibir la ayuda divina para velar como deberíamos y así poder resistir los ataques de Satanás. Toda obediencia para guardar nuestra alma de tentación está resumida en: “Velar y orar”.

Mas artículos del autor, ver aquí.

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Acerca del autor:

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John Owen (1616-1683), es conocido como “El Príncipe de los Puritanos”, nació en Stadham, cerca a Oxford, Inglaterra. Desde una edad muy temprana mostro dotes espirituales e intelectuales singulares. Realizo estudios en la Universidad de Oxford, donde a los doce años comenzó a estudiar Teología, Filosofía, Matemáticas, Estudios Clásicos y Hebreo. Se dice que en su época adolescente estudiaba alrededor de 18 horas al día. John Owen es considerado por muchos como el mas grande teólogo de habla inglesa que jamás haya vivido, siendo igualado quizá solamente por Jonathan Edwards. Sin duda, Owen representa lo mas selecto y erudito del pensamiento puritano. Sin embargo, la influencia de Owen no fue solamente en el campo intelectual, estuvo también involucrado en el parlamento ingles, fue consejero de Oliver Cromwell, etc. La influencia de la teología y vida de John Owen es sin parangón en toda la era puritana. Sus escritos están profundamente enraizados en la verdad de las Escrituras. Entre sus obras mas conocidas están “Comunión con el Dios Trino”, “La muerte de la muerte en la muerte de Cristo”, “La Mortificación del Pecado”, “Comentario a Hebreos (8 volúmenes)”, “Teología Bíblica: La Historia de la Teología desde Adán a Cristo”, entre muchos otros.

Tomado de: John Owen, “Of Temptation” in The works of John Owen, ed. William H. Goold, vol. 6 (Edinburgh: T&T Clark, s. f.), 96–101. Adaptado por: Gustavo Requejo.

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