Beeke, Joel

La Ley y el Creyente en el Nuevo Pacto: Evangelismo, por Joel Beeke (2/6)

En los próximos días publicaremos seis artículos sobre la relación de la Ley en el Antiguo Pacto y el creyente en el Nuevo Pacto. La relevancia del uso y relación de la Ley en la vida del creyente posee un importancia vital para la vida del creyente. Los artículos son como siguen:

  1. Primero: El Primer uso de la Ley en asuntos civiles.
  2. Segundo: El Segundo uso de la Ley en el Evangelismo.
  3. Tercero: El Tercer uso de la Ley en la Vida del Creyente.
  4. Cuarto: ¿Cómo aplicar los usos de la Ley en la Ética Cristiana? Un ejemplo del cuarto mandamiento: El Día de Reposo.
  5. Quinto: La Teología del Día de Reposo: Pasado, Presente y Futuro.
  6. Sexto: Aplicaciones del Uso de la Ley en el Nuevo Pacto.

El día de hoy veremos el segundo de ellos, El Segundo uso de la Ley en el Evangelismo.

El Uso Evangélico De La Ley[1]

Ejercida por el Espíritu de Dios, la ley moral también cumple una función crucial en la experiencia de conversión; disciplina, educa, declara culpable, maldice. La ley no sólo expone nuestra pecaminosidad; también nos condena, pronuncia una maldición sobre nosotros, nos declara sujetos a la ira de Dios y los tormentos del infierno.

Gálatas 3.10 Porque todos los que son de las obras de la Ley están bajo maldición, pues escrito está: “Maldito todo el que no permanece en todas las cosas escritas en el libro de la ley, para hacerlas.”

La ley es un duro capataz; no conoce la misericordia; nos aterroriza, nos despoja de toda nuestra justicia y nos conduce al fin de la ley, Jesucristo, que es nuestra única justicia aceptable para con Dios.

Gálatas 3.24 De manera que la Ley ha venido a ser nuestro guía (tutor) para conducirnos a Cristo, a fin de que seamos justificados por la fe.

No que la ley misma pueda llevarnos a un conocimiento salvífico de Dios en Cristo; antes bien, el Espíritu Santo usa la ley como un espejo para mostrarnos nuestra impotencia y nuestra culpabilidad, para hacernos esperar sólo en la misericordia e inducir el arrepentimiento, creando y sustentando el sentido de necesidad espiritual del cual nace la fe en Cristo.

Aquí también, Lutero y Calvino ven con los mismos ojos.[2] Escritos típicos de Lutero son sus comentarios a los Gálatas 2:17:

El uso y objetivo propios de la ley es hacer culpables a quienes están satisfechos y en paz, para que vean que están en peligro de pecado, ira y muerte, para que se aterroricen y desesperen, palideciendo y estremeciéndose ante el ruido de una hoja (Lev. 26:36)… Si la ley es ministro de pecado, se sigue que también es ministro de ira y muerte. Pues, al igual que la ley revela el pecado, también arroja la ira de Dios contra el hombre y lo amenaza de muerte.[3]

Calvino no es menos intenso:

[La ley] advierte, informa, convence, y por último condena a todo hombre con su propia justicia. Pero cuando se ve forzado a examinar su modo de vivir conforme a la balanza de la Ley de Dios, dejando a un lado las fantasías de una falsa justicia que había concebido por sí mismo, ve que está muy lejos de la verdadera santidad; y, por el contrario, cargado de vicios, de los que creía estar libre… Así que la Ley es como un espejo en el que contemplamos primeramente nuestra debilidad, luego la iniquidad que de ella se deriva, y finalmente la maldición que de ambas procede; exactamente igual que vemos en un espejo los defectos de nuestra cara.[4]

Este uso de la ley de declarar culpable es también crucial para la santificación del creyente, pues sirve para impedir la resurrección de la auto-justicia –aquella impía auto-justicia que siempre tiende a reafirmarse incluso en el mayor de los santos–. El creyente continúa viviendo bajo la ley como penitencia vitalicia.

Conclusión.

Esta función represora de la ley jamás implica que la justificación del creyente sea disminuida o anulada. Desde el momento de la regeneración, su condición ante Dios es segura e irrevocable. Es una nueva creación en Cristo Jesús (2 Co. 5:17). Jamás puede regresar a un estado de condenación ni perder su condición de hijo. No obstante, la ley expone cada día la permanente pobreza de su santificación. Aprende que hay semejante ley en sus miembros que cuando quiere hacer el bien, el mal está presente en él (Ro. 7:21). Debe condenarse reiteradamente, deplorar su miseria y clamar todos los días por nuevas aplicaciones de la sangre de Jesucristo que limpia de todo pecado (Ro. 7:24; 1 Jn. 1:7, 9).[5]

Romanos 7.24–25 ¡Miserable de mí! ¿Quién me libertará de este cuerpo de muerte? Gracias a Dios, por Jesucristo Señor nuestro. Así que yo mismo, por un lado, con la mente sirvo a la ley de Dios, pero por el otro, con la carne, a la ley del pecado.

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Sobre el autor:

joel-beeke_profile-369x424-c-defaultJoel Beeke (1952-), realizo estudios en Western Michigan University (BA), Thomas Edison College, Netherlands Reformed Theological School, Westminster Theological Seminary(PhD). Joel Beeke es pastor en la Iglesia ‘Congregacion Reformada Heritage Netherlands’ en Michigan (US), y presidente del Seminario Teologico Reformado Puritano, donde es profesor de Teologia Sistematica y Homiletica. Es también editor de ‘Puritan Reformed Journal’, y ha escrito y editado alrededor de ochenta libros y escrito mas de 2500 articulos  academicos en libros, enciclopedias, revistas teologicas, etc. Esta casado con Mary, y tiene tres hijos: Calvin, Esther and Lydia. Joel Beeke es uno de los representas de la Teologia Reformada mas conocido a nivel mundial. Entre sus publicaciones es español tenemos “La espiritualidad puritana y reformada: Un estudio teológico y práctico tomado de nuestra herencia puritana y reformada.” (2008); “La lucha contra Satanas: Conociendo al enemigo sus debilidades, estrategias, y derrota.” (2008), etc.

Adaptado por Daniel Caballero. Los artículos son una adaptación del articulo en ingles: Joel Beeke y Ray Lanning, “Glad Obedience: The Third Use of the Law,” en Trust and Obey: Obedience and the Christian, ed. Don Kistler (Morgan, Pa.: Soli Deo Gloria, 1996), 154–200. La versión en español usada para la adaptación de estos artículos puede encontrarse en: Joel Beeke, “El Uso Didactico de la Ley” en La espiritualidad puritana y reformada: Un estudio teológico y practico tomado de nuestra herencia puritana y reformada. Traducido por Juan Sánchez Llamas y Armando Valdez. Primera Edición. Graham, NC: Publicaciones Faro de Gracia, 2008.

[1] Luther’s Works 26:148, 150.

[2] Institución 2.7.6–7.

[3] Luther’s Works 26:148, 150.

[4] Institución 2.7.6–7.

[5] Joel Beeke, La espiritualidad puritana y reformada: Un estudio teológico y práctico tomado de nuestra herencia puritana y reformada, trans. Juan Sánchez Llamas y Armando Valdez, Primera Edición. (Graham, NC: Publicaciones Faro de Gracia, 2008), 85-86.

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