¿Hasta qué punto estas prácticas son algo común? La cuestión moral de la práctica homosexual, sobre todo en lo relacionado con la salud, conlleva algunas preguntas sobre esa práctica sexual en sí: ¿cuánta gente lo hace?, ¿con qué frecuencia?, etc. El término técnico para referirnos a la cantidad es prevalencia.
¿Es cierto que 10% de la población son homosexuales?
A principios del 1993, la prensa empezó a divulgar los resultados de numerosos sondeos recientes que contradecían la arraigada noción de que los homosexuales constituían aproximadamente un 10 por ciento de la población.[1] Esa antigua cifra se basaba en un estudio de Alfred Kinsey publicado en el 1948,[2] según el cual el 10% de los encuestados declararon haber practicado el homosexualismo. Desde el punto de vista de las técnicas modernas de captación de evidencia, el estudio Kinsey era trágicamente defectuoso (por ejemplo, el 25 por ciento eran o habían sido convictos en una prisión).[3] De hecho, la cifra misma del 10 por ciento era una distorsión de lo descubierto anteriormente por Kinsey: el número de hombres que mantienen una preferencia homosexual durante toda la vida era un todavía inferior 4 por ciento, y en el caso de las mujeres, más o menos la mitad, es decir 2%. Al no haber otros datos o estudios sobre el caso, la cifra del 10 por ciento se llegó a repetir tanto, que con el tiempo adquirió vida propia y hasta hace muy poco se daba por sentada en la mayoría de debates sobre la homosexualidad. Los números en sí no confieren moralidad a una actividad, pero un número tan grande como el 10 por ciento, el equivalente a veinticinco millones de norteamericanos, parecía añadir un grado de normalidad a la homosexualidad. Así que, de entre la neblina moral de las pasadas décadas, surgió la noción de que el 10 por ciento equivale a normal, normal equivale a natural y natural equivale a aceptable.
¿Qué nos dicen estudios recientes sobre la homosexualidad?
Cuesta mucho más mantener esta noción a la luz de más de una docena de estudios recientes, que sitúan consistentemente la incidencia de la práctica homosexual en 1%. Tres sondeos distintos dirigidos en 1990 por el Nacional Center for Health Statistics encontraron que menos de un 3 por ciento de hombres habían experimentado relaciones homosexuales aunque fuera una sola vez durante los últimos quince años.[4] Cuatro estudios distintos, llevados a cabo en el ámbito nacional en Estados Unidos en 1970, 1988, 1989 y 1990, dirigidos por el National Opinion Research Center (sobre un total de 7.408 sujetos), llegaron a la conclusión de una mayor incidencia del 1,8% de hombres que habían tenido relaciones homosexuales durante el año anterior, un 3,3% por ciento de hombres adultos que habían tenido contacto homosexual de manera “ocasional” o “bastante frecuente.”[5] Otro estudio reciente, que incorpora los resultados de los estudios anteriores y tres sondeos adicionales llevados a cabo en EEUU después del 1988, presenta una media del 5,5% entre los hombres y del 2,5% entre las mujeres con relaciones homosexuales durante toda su vida.[6] El último sondeo importante, realizado entre más de tres mil sujetos, da unas cifras ligeramente más altas: entre las mujeres sexualmente activas, el 1,3% por ciento dicen haber tenido al menos una compañera durante el año anterior (el 3,8% desde la pubertad); entre los hombres, el 2,8% dicen haber tenido al menos un compañero durante el último año (el 7,1% desde la pubertad).[7]
Naturalmente, estos números cubren una amplia gama de actividades sexuales y deberíamos entender que algunos homosexuales no experimentan relaciones sexuales durante un año en concreto, mientras que otros que experimentan relaciones homosexuales en un año determinado, no son homosexuales.[8]
¿Cuál es, entonces, el porcentaje de la practica homosexual?
Los datos del NORC nos ofrecen la siguiente estimación: del aproximadamente 6% que experimentan relaciones homosexuales alguna vez, el número de homosexuales actualmente activos es del 0,6% al 0,7% por ciento de la población adulta en EEUU.[9]
Curiosamente, estas cifras guardan coherencia con las obtenidas en otros países occidentales. Según un sondeo británico llevado a cabo en 1990–1991 (entre 19.000 hombres), el 1,1% había tenido compañeros homosexuales durante el año previo.[10] En los Países Bajos, ampliamente considerados más liberales que la mayoría de países occidentales, un estudio llevado a cabo en el 1989 (entre 1,000 sujetos) reveló que el 3,3%, y el 0,4% entre las mujeres, declaraban que su preferencia durante el año previo había sido predominantemente homosexual.[11] Un estudio francés del 1992 informaba de que un 1,1% de hombres y un 0,3% de mujeres habían tenido relaciones homosexuales durante el año anterior.[12]
Estos estudios recientes contienen controles de parcialidad en la recopilación e información de la evidencia. Los investigadores se aseguran de que las muestras sean aleatorias, y las preguntas neutrales, de que se utilicen técnicas de entrevista y de que se respete el anonimato de los participantes. Ajustan los resultados teniendo en cuenta los rechazos ocasionales a responder preguntas o a responderlas de verdad.[13] Este grado de esmero, unido a la remarcable uniformidad de los números resultantes, confiere un buen grado de certeza a la cuestión de la prevalencia.
¿Pero que significan estos porcentajes?
Lo que la investigación nos dice es que de 300 adultos, dos de los hombres y una de las mujeres han tenido una relación homosexual durante el año anterior. Tanto como 4 hombres más y dos mujeres más tienen la inclinación homosexual (aunque no necesariamente la practica), pero durante el último año o bien no han podido experimentarla o decidieron no hacerlo. Seis hombres y tres de las mujeres intentaron en algún momento de su pasado experimentar con relaciones homosexuales, pero decidieron que la experiencia no era lo que querían de manera habitual. El resto del grupo, 282 de los 300, practican la heterosexualidad. Sin embargo, en términos de un deseo exclusivo de relaciones homosexuales aparejado con la práctica predominantemente homosexual, solamente 2 de las 300 personas son homosexuales.[14]
Conclusión.
Estos números, naturalmente, quedan muy lejos del popular 10 por ciento. El porcentaje real de Homosexuales activos en alrededor del 0.67% de la población adulta. En este porcentaje no están incluidos aquellos que tienen el deseo homosexual pero no lo practican, tampoco aquellos que han tenido alguna relación homosexual en su vida, pero que como norma no lo practican, al menos no en el ultimo año. El porcentaje mas bien se refiere a aquellos que se definen exclusivamente como homosexuales practicantes. Este es sin duda un porcentaje muy pequeño en nuestra sociedad, pero que sin embargo goza de un poder e influencia desmedida.
Adaptado por Daniel Caballero del libro:
Thomas E. Schmidt, La Homosexualidad: Compasión y claridad en el debate, ed. Anabel Fernández Ortiz, trans. Marga Llavador Martínez-Soria, Colección Teológica Contemporánea (Viladecavalls, Barcelona: Editorial Clie, 2008), 130–136.
Notas:
[1] Ver, por ejemplo, P. Painton, “The Shrinking Ten Percent,” Time, April 26, 1993, pp. 27–29; P. Rogers, “How many Gays Are There?” Newsweek, February 15, 1993, p. 46.
[2] A. C. Kinsey, W. B. Pomeroy y C. E. Martin, Sexual Behavior in the Human Male (Philadelphia: W. B. Saunders, 1948); comparar A. C. Kinsey, W. B. Pomeroy, C. E. Martin y P. H. Gebhard, Sexual Behavior in the Human Female (Philadelphia: W. B. Saunders, 1953).
[3] Para una crítica detallada, ver: J. H. Court y J. G. Muir, eds. Kinsey, Sex and Fraud: The Indoctrination of a People (Lafayette, LA.: Huntington House, 1990).
[4] D. A. Dawson, AIDS Knowledge and Attitudes for January–March 1990: Provisional Data from the National Health Interview Survey, Advanced Data from Vital and Health Statistics 193 (Hyattsville, MD.: National Center for Health Statistics, September 26, 1990), p. 11; J.E. Fitti y M. Cynamon, AIDS Knowledge and Attitudes for April–June 1990: Provisional Data from the National Health Interview Survey, Advance Data from Vital and Health Statistics 195 (Hyattsville, MD.: National Center for Health Statistics, December 18, 1990), p. 11; P. F. Adams y A. M. Hardy, AIDS Knowledge and Attitudes for September 1990: Provisional Data from the National Health Interview Survey, Advanced Data from Vital and Health Statistics 198 (Hyattsville, MD.: National Center for Health Statistics, April 1, 1991), p. 11.
5 Robert Fay et al., “Prevalence and Patterns of Same-Gender Contact Among Men,” Science 243
[5] Robert Fay et al., “Prevalence and Patterns of Same-Gender Contact Among Men,” Science 243 (January 20, 1989): 338–48; S. M. Rogers y C. F. Turner, “Male-Male Sexual Contact in the USA: Findings from Five Sample Surveys, 1970–1990,” Journal of Sex Research 28 (November 1991): 491–519. El quinto estudio de Rogers y Turner corresponde a la ciudad de Dallas y registra porcentajes más altos: 8,1 por ciento de contactos entre hombres durante el año previo, 4,6 por ciento durante toda la vida.
[6] M. Diamond, “Homosexuality and Bisexuality in Different Populations,” Archives of Sexual Behavior 22, nº 4 (1993): 291–310 (resumen en la p. 306). Diamond también informa acerca de cinco estudios llevados a cabo en San Francisco (1984) y Nueva York (1985) que daban paso a los porcentajes del 9,9 y del 9 por ciento, que se identificaban como homosexuales y bisexuales respectivamente. Ver también el artículo de S. N. Seidman y R. O. Rieder, “A Review of Sexual Behavior in the United States,” American Journal of Psychiatry 151 (March 1994): 330–41, el cual menciona otros estudios que corroboran esas cifras y a los que yo no tengo acceso.
[7] E. O. Laumann et al., The Social Organization of Sexuality (Chicago: University of Chicago Press, 1994), p. 294.
[8] Ver la discusión sobre la interrelación entre práctica, identificación propia y deseo expresado en ibid., pp. 298–301. Según dicho estudio el 2,8 por ciento de los hombres y el 1,4 por ciento de las mujeres dicen tener cierto nivel de identidad homosexual o bisexual (p. 293), pero estos números no se solapan perfectamente con las cifras correspondientes a las experiencias sexuales con personas del mismo género.
[9] T. W. Smith, “Adult Sexual Behavior in 1989: Number of Partners, Frequency of Intercourse and Risk of AIDS,” Planning Perspectives 23 (May/June 1991): 102–7. Ver p. 104, tabla 2. Smith es director del General Social Survey Project del NORC (Universidad de Chicago).
[10] A. M. Johnson et al., “Sexual Lifestyles and HIV Risk,” Nature 360 (December 3, 1992): 410–12. El anterior estudio piloto entre mil adultos británicos daba cifras más altas: un 9 por ciento entre los hombres y un 4 por ciento entre las mujeres había tenido experiencias homosexuales durante toda la vida, el 5 por ciento de hombres y el 1 por ciento de mujeres había tenido pareja homosexual: K. Wellings et al., “Sexual Lifestyles Under Scrutiny,” Nature 348 (November 22, 1990): 276–78. Otro estudio británico entre 480 sujetos entregaba un resultado inferior: el 1,7 por ciento había tenido alguna experiencia homosexual durante su vida, y la mitad había tenido una sola experiencia: D. Forman y C. Chilvers, “Sexual Behaviour of Young and Middle Aged Men in England and Wales,” British Medical Journal 298 (April 29, 1989): 1137–42.
[11] Según Diamond, “Homosexuality and Bisexuality,” p. 295, tabla 1.
[12] A. Spira et al., “AIDS and Sexual Behavior in France,” Nature 360 (December 3, 1992): 407–9; P. Aldous, “French Venture Where U.S. Fears to Tread,” Science 257 (July 3, 1992): 25. Este estudio se hizo entre 20.055 sujetos.
[13] Todos estos estudios describen las técnicas de captación de evidencias y de información: ver sobre todo la discusión de Diamond, “Homosexuality and Bisexuality,” pp. 303–6, y Laumann et al., Social Organization of Sexuality, pp. 35–73.
[14] El número dos procede de Smith, “Adult Sexual Behavior,” p. 104, tabla 2, quehace una estimación de la orientación basada en la práctica exclusiva. El número más liberal posible sería el catorce: Fay et al. (“Prevalence and Patterns,” pp. 346–47) estiman que por causas desconocidas podrían llegar a doblar sus cifras ya ajustadas del 3 por ciento para los hombres (y yo añado el 1,5 por ciento para las mujeres, basándome en los hallazgos consistentes de los investigadores: ver Diamond, “Homosexuality and Bisexuality,” p. 306) que habían tenido contactos homosexuales “bastante a menudo” (1,2 por ciento) o “frecuentemente” (1,8 por ciento). Esto, naturalmente, dando por sentado que “bastante a menudo” se refiere a una experiencia constante, más que episódica o periódica, y que tal contacto tiene siempre una motivación homosexual.
Categorías:Contemporaneo, Editorial, Schmidt, Thomas E., Teologia Pastoral
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