Existe otro método del diablo para impedir el servicio de los creyentes, consiste en hacerles pensar que hay un número pequeño de personas que sirven a Cristo y que esas personas son los menos importantes, los de menos influencia y los más pobres de todos. Satanás les dirá, “Seguro que no quieren malgastar su vida en medio de un pueblo como éste, sin poder, sin influencia, ignorantes y pobres. No vale la pena obedecer a Dios si su pueblo es así.” ¿Cómo deben reaccionar los creyentes cuando el diablo les habla de esta manera?
Lo que el Diablo hace para tentar a los creyentes:
Satanás les llama pobres a los seguidores de Cristo, y aunque sean pobres en cuanto a los bienes del mundo, en realidad son los más ricos.
No ricos en cuanto al dinero o en cuanto a bienes, sino ricos en las bendiciones de Dios. Santiago, hablando de este asunto escribió: “Hermanos míos amados oíd: ¿No ha elegido Dios a los pobres de este mundo, para que sean ricos en fe y herederos del reino que ha prometido a los que le aman?” (Stg. 2:5) Estos pocos y pobres e insignificantes cristianos como satanás les llamaría, en verdad son los más ricos y poderosos del mundo. Aunque tengan poco en sus manos, poseen mucho en sus esperanzas. Aunque casi no tengan nada ahora, son los herederos del glorioso reino de Dios.
Los creyentes también deben recordar que a lo largo de la historia humana, algunos de los creyentes han sido ricos y famosos. Por ejemplo Abraham y Job son dos casos de creyentes que eran ricos en bienes materiales. Entonces satanás no tiene razón en decir que todos los creyentes siempre han sido pobres. Algunos creyentes son ricos en bienes de este mundo y todos son ricos en bendiciones espirituales.
Las bendiciones espirituales son más grandes que todas las riquezas terrenales de todos los inconversos en el mundo.
El creyente más pobre con bendiciones espirituales, posee más que la persona más rica de la tierra sin ellas. Las bendiciones espirituales satisfacen cuando las bendiciones materiales no pueden hacerlo. Jesús habló de las bendiciones espirituales como agua viva: “Más el que bebiere del agua que yo le daré, no tendrá sed jamás; sino que el agua que yo le daré será en el una fuente de agua que salte para vida eterna.” (Jn. 4:14) Los creyentes tienen bendiciones perdurables que nunca les podrán ser quitadas. Las bendiciones de los creyentes les acompañan en todo tiempo: en la prisión, en el tiempo de la enfermedad, a la hora de la muerte y en la eternidad. Ningunas riquezas terrenales pueden hacer esto. ¿Quien es realmente pobre? ¿El así llamado “pobre” creyente o el inconverso más rico de la tierra?
Satanás está ocultando parte de la verdad cuando dice que solo hay creyentes pobres en el mundo. Aunque parezca que es así, la realidad es otra. El número total de creyentes en el mundo es muy grande. Y el número de creyentes que ha existido a lo largo de la historia es también cuantioso. Apocalipsis 7:9 dice que el apóstol Juan vio “una gran multitud la cual nadie podía contar, de todas naciones y tribus y pueblos y lenguas, que estaban delante del trono y de la presencia del cordero.” Aunque puede ser que muchos creyentes viven en lugares donde existen pocos cristianos y muchos de ellos son pobres y humildes, no siempre es así. El día vendrá pronto cuando estos creyentes pobres y humildes brillarán como el sol. Pablo escribió acerca de cómo Dios levantó a los creyentes y los hizo sentar en los lugares celestiales. (Ef. 2:6) Algún día Dios mostrará al mundo que tan bendito es su pueblo. Entonces los ricos de la tierra envidiarán a los creyentes que antes juzgaron como pobres.
Satanás tratará de llenar su mente con malos pensamientos o aún con pensamientos sucios. Esto lo hace frecuentemente cuando los creyentes están tratando de orar, leer sus biblias o pensar en Dios. Satanás tratara de lograr que se sientan satisfechos con su vida cristiana a fin de que ya no se preocupen por su crecimiento espiritual. Con el primer método, satanás ha logrado desanimar a muchos en su servicio al Señor. Con esta persuasión muchos han sido estorbados en sus oraciones, en su estudio de la palabra, porque siempre se sienten distraídos. Aún llegan a sentirse frustrados, pierden su gozo y se sienten inútiles en el servicio de Dios, todo por causa de los vanos pensamientos que el diablo pone en sus mentes. ¿Qué pueden hacer los creyentes cuando les es difícil orar, leer sus biblias a consecuencia de estos ataques?
¿Cómo deben responder los creyentes?
- Deben esforzarse en ser más afectados por la grandeza de Dios, su santidad, su majestad y su gloria. Cuando los creyentes tienen pensamientos superficiales y pequeños acerca de Dios, satanás puede distraerlos fácilmente. Cuando comienzan a comprender mejor su omnipotencia, su pureza, su grandeza, entonces los pensamientos vanos pierden mucho de su poder. Una visión de la perfección de Dios, su omnipotencia, su omnisciencia, su omnipresencia, su santidad, ayudará mucho para acabar con los pensamientos vanos. Entre más que nuestra mente esté llena con pensamientos de Dios, seremos menos afectados con los pensamientos del diablo. Filipenses 4:8 dice, “Por lo demás hermanos, todo lo que es verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buen nombre; si hay virtud alguna, si algo digno de alabanza, en esto pensad.”
- Los creyentes pueden superar esta tentación perseverando en la oración, la lectura de la biblia y en sus pensamientos acerca de Dios. Muchos creyentes han descubierto que satanás les deja en paz cuando perseveran en ello. Cuando el diablo se da cuenta que esta táctica hace que los creyentes busquen a Dios con más empeño, entonces se da por vencido. Cuando Jesús resistió a satanás en el desierto, entonces éste le dejó. Si los creyentes perseveran en buscar a Dios a pesar de todos los intentos del diablo por distraerles, entonces también el diablo huirá de ellos. “Resistid al diablo y huirá de vosotros.” (Stgo. 4:7)
- Debemos recordar de que los pensamientos vanos, necios, y blasfemos no son pecados, siempre y cuando no sean bienvenidos y atesorados, sino rechazados y mortificados. En otras palabras, no debemos hacer caso de tales pensamientos. Hay muchos pensamientos que molestan e inquietan a los creyentes, pero tales pensamientos no son pecaminosos si los creyentes no permiten que se aniden en sus mentes. Tales pensamientos llegan a ser pecado cuando son recibidos y abrigados en la mente de los creyentes.
- El hecho de resistir tales pensamientos, de lamentarlos y tratar de acabar con ellos, es una evidencia fuerte de que la gracia de Dios está obrando en uno. (Sal 139:23–24) Es una buena evidencia cuando uno quiere llevar cautivos sus pensamientos en obediencia a Cristo. (2 Cor. 10:4–5) Los pensamientos pecaminosos afectan la vida, pues frecuentemente conducen a actos pecaminosos. Por lo tanto los creyentes deben pelear contra los pensamientos vanos y pecaminosos. Mientras que velemos y estemos constantes en resistirlos y ahuyentarlos no nos harán daño.
- Los creyentes pueden alejarse de los pensamientos vanos siendo llenos con las cosas espirituales y celestiales. (Col. 3:1–2) Pablo habla en Efesios de la necesidad de ser llenos del Espíritu y aún desea que todos los creyentes sean llenos de toda la plenitud de Dios. (Ef. 3:19) Entre más nos llenemos de pensamientos espirituales y celestiales, menos lugar tendremos para los malos pensamientos.
- Es necesario que los creyentes crezcan en su amor por las cosas santas. Inevitablemente pensamos más acerca de lo que más amamos. “¡Cuanto amo yo tu ley! Todo el día es ella mi meditación.” (Sal 119:97) El salmista amaba la palabra de Dios, por lo tanto ella era su meditación todo el tiempo. Si solo amáramos más la santidad, pensaríamos más en ella.
- Si los creyentes no quieren ser distraídos por los pensamientos vanos, no deben enredarse demasiado en las actividades de este mundo. Los excesos de asuntos mundanos solo llenarán sus mentes con ansiedad y afán. Sus mentes se llenarán constantemente de preocupaciones, aún cuando estén buscando las cosas de Dios. Los creyentes deben luchar por librar sus mentes en las ansiedades acerca de esta vida y fijar sus pensamientos en la grandeza y la gloria de Dios. Entonces satanás no los distraerá tan fácilmente con pensamientos indignos.
Conclusión.
Satanás tienta a los creyentes en su servicio a Dios, les hace sentir satisfechos con sus oraciones, con la lectura de la biblia, con su servicio cristiano, y pronto comienzan a sentir que pueden relajarse un poco y ya no esforzarse tanto. Los creyentes debemos recordar las siguientes verdades:
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Primero, todo lo que los creyentes hacen y todo lo que harán es imperfecto. Hay pecado en todo lo que hacen. Aún sus oraciones, las lecturas de la biblia y todas las demás actividades cristianas que hacen están manchadas por su debilidad y su pecado. Los creyentes no tienen motivo alguno para enorgullecerse. Podemos decir como el profeta dijo, que todas nuestras obras de justicia son como trapos de inmundicia. (Isa. 64:6)
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Segundo, los creyentes no son salvos por sus obras, sus oraciones o su servicio cristiano, sino solo por lo que Cristo hizo por ellos. Tienen que confiar solo en Cristo para que sean salvos del pecado.
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Tercero, la confianza en nuestras actividades religiosas es un enorme pecado que terminará por destruirnos. (Fil. 3:3–9)
Cuarto, no debemos olvidar lo que nuestro Señor dijo: “Cuando hubierais hecho todo lo que os es mandado, decid: Siervos inútiles somos, porque lo que debíamos hacer, hicimos.” (Luc. 17:10)
Adaptado de: Tomás Brooks, Remedios Preciosos: Contra Las Artimañas Del Diablo, trans. Omar Ibáñez Negrete and Thomas R. Montgomery (Graham, NC: Publicaciones Faro de Gracia, 2001), 36–40.
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Acerca del autor,

Tomás Brooks (1608-1680), fue de los mas conocidos puritanos ingleses. Educado en Cambridge bajo la tutela de otros conocidos teólogos puritanos como Thomas Hooker, John Cotton y Thomas Shepard. En su época fue mas conocido como predicador que como teólogo, tanto así que fue llamado a predicar al Parlamento ingles en 1648. C.H. Spurgeon escribió de el, “Brooks puede remover estrellas con ambas manos, a través de una vista de halcón en fe e imaginación”. Entre sus obras mas conocidos tenemos; “Remedios Preciosos contra las Artimañas del Diablo”, “La llave secreta al cielo”. ‘El cielo en la tierra: Un tratado sobre la seguridad cristiana”, entre otros. Su tratado “Remedios Preciosos” es uno de los mejores libros jamas escritos sobre la naturaleza del pecado, la tentación y el arrepentimiento.