05-Post-Reforma (Inglesa) s. XVII

John Owen: Teologo del Espiritu Santo, por Sinclair Ferguson

La figura de John Owen (1816-1883) se eleva  -por encima de hombros y cabeza – sobre la galaxia de escritores que conocemos colectivamente como los Puritanos Ingleses. «Su conocimiento teológico y perspicacia no tenía rivales; su sentido de la importancia de la doctrina para vivir era profunda. David Clarkson, asistente de Owen en los últimos años, sin ser teólogo o pastor resumió bien en el sermón de su funeral: “su gran estilo fue promover la santidad en la vida y ejercitarla en medio de ustedes”.
A través de su trabajo, Owen empleó, lo que era para él, una muy significativa distinción entre una convicción vital de la verdad, pero que no es necesariamente lo mismo a la experiencia del poder de esa verdad. Aún en su más eruditos y polémicos trabajos, el poder de la verdad en su vida  y en la de los demás fue su gran preocupación. La doctrina es enseñada con una perspectiva de devoción. Para saber mas sobre John Owen, puede adquirir el libro «John Owen y el Puritanismo Ingles».

La importancia del Espiritu en la Mortificacion del Pecado.

El objetivo de Owen, entonces, fue exponer la verdad bíblica que transforma la vida tanto del individuo creyente como el de la comunidad a la cual pertenece,  en el prefacio de una de sus más reconocidas obras, En la Mortificación del Pecado (2da. Edición, 1658), él escribe, “El deseo primordial en mi vida en cualquiera sea la condición donde la buena providencia de Dios me lleve, es la mortificación y la santidad universal que puede ser promovida en mí mismo y en los corazones y caminos de otros, para la gloria de Dios. Con el fin de que el evangelio de nuestro Señor y Salvador Jesucristo puedan ser embellecido en todas las cosas” (Las Obras de John Owen, vol. 6.,p.4).
Como el sabio Profesor Duncan en el siglo diez y nueve comentó, si  lees esta pequeña obra debes “prepararte para el escarpelo del cirujano!”. Lo que viene como un shock a los lectores contemporáneos que leen esta pequeña obra- mucho más enérgico e  inquisitivo que la literatura contemporánea en su diagnóstico, prescripción y remedio para nuestros corazones pecaminosos – es que contiene material que Owen predicó a los adolescentes entre 12 a 17 años en la universidad de Oxford. Una reflexión del momento sugiere que sabio era y comparativamente que errados estamos al pensar que tales enseñanzas deberían ser reservadas para personas mucho más adultas!

¿Cómo se conjugan conocimiento de la verdad y la practica de la verdad?

Muchas cosas caracterizan la forma en que Owen alentó el matrimonio duradero entre la convicción de la verdad y la experiencia de su poder.

I. Primero, la vida cristiana entera está enraizada y fundamentada en la deidad de Dios.

La Trinidad, entonces, no es la más especulativa y menos practica de las doctrinas. De hecho, lo contario es el caso; todo el correcto entendimiento depende de la Trinidad y toda experiencia cristiana involucra comunión con la Trinidad.
En su magnífica obra, pero que no se le ha prestado la atencion que deberia, Comunión con Dios (Works, vol.2), Owen expone los privilegios de los creyentes en términos  de la distintiva comunion que ellos tienen con la Trinidad. El compromiso trino que se produce en las enseñanzas del señor Jesús en Aposento Alto, y también en las cartas de Pablo, es aquí mostrado como un banquete espiritual cuando nosotros somos invitados a notar  lo lleno que, en el Espíritu, “nuestra camaradería es con el Padre y con su Hijo Jesucristo”  (1 Juan 1:3). Más que estar apartados por la doctrina de la Trinidad, la realidad expresada es por el alma de la vida cristiana: comunión con el Padre en amor, con el Hijo en gracia, con el Espíritu Santo en su multifacético ministerio como el Dios que mora.

II. Segundo, la vida piadosa es empoderada por el Espíritu del Hijo que es también el Espíritu de adopción.

El imprime sobre nosotros los privilegios de una adopción divina y nos transforma en una semejanza de Cristo. Siendo esto el objetivo escatológico, anota Owen: “que mejor preparación puede haber para ello que una constante y previa contemplación de esa gloria hecha en el evangelio, para este fin,  que a través de ella podemos ser transformados gradualmente en la misma gloria” (Obras, Vol.1,  p. 275). Entonces, en 1679, hacia el final de su vida, él publicó su exposición de la persona de Cristo (Obras, Vol.1).

Cuatro años después, ya en sus últimos años,  Owen accedió a la publicación de material que había desarrollado en forma personal para su propio crecimiento espiritual, pero que había utilizado en el ministerio. Esto fue publicado algunos meses después de su muerte baja el título Meditaciones y discursos sobre la gloria en la  persona de Cristo, ministerio y Gracia: con las diferencias entre fe y visión;  aplicado al uso de aquellos que creen (Obras, Vol. 1, p 273). Juntos, esos trabajos, constituyen uno de las más grandes piezas teológicas de exaltación de Cristo en lengua inglesa.
Conmovedoramente, Owen estaba en su lecho de muerte cuando el Reverendo William Payne  le trajo las noticias de lo último que estaba pasando sobre el proceso de publicación, y comentó, “Estoy encantado de escuchar eso, pero, Oh hermano Payne! El largo y deseado día ha llegado al fin, en el que veré esa gloria de otra manera como nunca hice, o era capaz de hacer en este mundo”.

III. Tercero, la vida espiritual se vive entre dos polaridades, nuestro pecado y la gracia de Dios.

El descubrimiento de lo anterior nos lleva a  buscar lo último; el trabajo de lo anterior ilumina las profundidades de lo último y nos causa buscar todavía más gracia.
Con una implacabilidad que no deja donde escondernos, Owen usó las escrituras para exponer el corazón pecaminoso y cuidadosamente quitar las capas de nuestra hipocresía, la auto justificación y auto engaño, (el pecado tiene miles de engaños…que son incontables,”  Works, v.6, p. 249), dejándonos desnudos delante de la penetrante mirada del Santo. Aún, en el Espíritu de la escritura, el no hace esto en orden de destruirnos sino para sanarnos, dirigiéndonos constantemente a Cristo. Para Owen la convicción de corazón del pecado es la manera en que la gracia prepara el corazón para más gracia. La gracia que nos prepara para buscar a Cristo también nos atrae a Cristo. Entonces, en una extensiva exposición del Salmo 130, Owen se concentra especialmente en las palabras: “Pero hay perdón Contigo…” (v.4), y pasa ciento cincuenta páginas sumergiendo a los lectores en ello.

Conclusion.

Estos tres énfasis discurren a través de la obra de Owen.  Y sin embargo solo arañan la superficie de su trabajo, para sugerirnos y ayudarnos a tener más apetito por leerlo.
Pero si estamos interesados que esta teología es por su propio motivo, Owen no es lo que buscamos, cuando él define claramente:

“¿Soy mejor si puedo debatir que Cristo es Dios? … pero no tengo ningún sentido de dulzura en mi corazón por lo tanto él es un Dios en pacto con mi alma?  Dejemos, entonces de pensar, que somos de alguna manera mejores por estar convencidos de la verdad de estas grandes doctrinas del Evangelio…, a menos que tengamos este poder y verdad habitando en nuestros corazones, y que esta sea una experiencia continua de nuestra necesidad y la excelencia que es estar en la presencia de Dios en comunion con El.” (Obras, Vol.2, p.52).

Si la lectura fácil es nuestra pasión, entonces el estilo de prosa de Owen no es para nosotros. Sus párrafos son fuertemente concentrados; sus pensamientos exigentes. Su análisis del corazón no pueden ser examinados rápidamente. Pero en una época de constante actualización a modelos más rápidos, esto es exactamente lo que muchos de nosotros necesitamos: una lectura más lenta, una aplicación cuidadosa – permitiendo a nosotros mismos sentir las heridas de la cirugía de ojos de Owen, y, como resultado,  descubriendo que vemos a nuestro Dios más claramente, que amamos mucho más a su Hijo, y le servimos a Él más a fondo en el poder del Espíritu Santo. Si esto es lo que necesitamos, y seguramente lo es, Owen, aunque muerto, todavía habla, y en la providencia de Dios todavía está ayudándonos y guiándonos.

  • Mas artículos sobre el tema, aquí.
  • Mas artículos del autor, aqui.
  • Sobre John Owen, aqui.

Sobre el autor: 

ferguson-sinclair-b-210x254

Sinclair Buchanan Ferguson (1948-), University of Aberdeen (PhD), es uno de los teólogos Británicos Reformados mas importantes de la actualidad. Ha sido profesor principal de Teología Sistemática desde el 2017 en Reformed Theological Seminary (USA), donde visita regularmente. Es también pastor asociado en la Iglesia St. Peter’s Free Church of Scotland, en Dundee. Ha servido como editor de The Banner of Truth (Estandarte de la Verdad), y enseñando teología en las principales instituciones teológicas tanto en Reino Unido como en los Estados Unidos. Ferguson es parte del concilio de la Alianza de Evangélicos Confesantes (Alliance of Confesión Evangelicals). Ha escrito y editado muchísimos libros, entre los principales en español tenemos; «Nuevo Diccionario de Teología.» Casa Bautista de Publicaciones, 2005; «La Imitación de Cristo». Editorial Peregrino, 1999. «La Vida Cristiana: Una Introducción Doctrinal». Editorial Peregrino, 1998. «¿Abandonado Por Dios?.» Editorial Peregrino, 2000; etc.

Fuente:

Sinclair B. Ferguson, ‘Theologian of the Spirit’, en Tabletalk Magazine, October 2004: John Owen (Lake Mary, FL: Ligonier Ministries, 2004), 16-18. Traducido por Carlos Verdeguer. Editado por Daniel Caballero.

Deja una respuesta

Introduce tus datos o haz clic en un icono para iniciar sesión:

Logo de WordPress.com

Estás comentando usando tu cuenta de WordPress.com. Salir /  Cambiar )

Imagen de Twitter

Estás comentando usando tu cuenta de Twitter. Salir /  Cambiar )

Foto de Facebook

Estás comentando usando tu cuenta de Facebook. Salir /  Cambiar )

Conectando a %s

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.