Caballero, Jaime D.

¿Por qué deberías leer mas a John Owen y menos el ultimo éxito de ventas?, por Jaime D. Caballero

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Porque tus nietos seguirán leyendo a Owen, mientras que el ultimo éxito de ventas quizá ya nadie lo recordara en unos años. El impacto, la fuerza y profundidad de los escritos de Owen es inigualable. Porque sus escritos constituyen la columna vertebral teológica de mucho del evangelicanismo protestante. Pero sobretodo, porque muy pocos en Latinoamerica lo conocen, mucho menos leído un libro suyo. Esto debe de cambiar, y esta en nosotros que esto cambie. Este año hemos publicado la obra original, completa, académica y estándar de uno de los libros mas importantes de John Owen, “Victoria sobre el Pecado y la Tentación”, . Encarecidamente te animo a adquirir una copia por el bien de tu alma. De este libro se ha dicho lo siguiente: 

“Los más grandes escritores cristianos son aquellos que proyectan más poderosamente a sus lectores espirituales el conocimiento de Dios, de nosotros mismos, y de la gracia de nuestro Señor Jesucristo. Entre estos están Agustín, Calvino, Edwards, y el puritano John Owen, quien debería ser más conocido de lo que es. Lleno de la teología devocional clásica como El Progreso del Peregrino de John Bunyan, que necesita ser leída vez tras vez para apropiarse correctamente de sus enseñanzas. Tenemos en estos tratados de Owen una compañía para toda la vida.”

J.I. Packer, Profesor de Teología, Regent College.

“El Dr. Lovelace, en su curso Dinámicas Básicas en Gordon-Conwell, nos hizo leer el libro Sobre la tentación y La mortificación del pecado. Fue así como descubrí a John Owen en 1972. No estaría en el ministerio el día de hoy si no lo hubiera leído, y definitivamente mi vida sería un naufragio si nunca hubiera leído a Owen”.

Timothy Keller, Fundador de Redeemer Presbyterian Church, y del ministerio City to City.

“Owen es extraordinario. Owen es simplemente extraordinario. Él esta en una categoría diferente, como lo dice Packer, junto con Agustín, Lutero, Calvino y Edwards, esa muy inusual clase de pastores y pensadores que están entre los 10 mejores del mundo. John Owen conoce el alma, conoce a Cristo y conoce como tener comunión con Cristo como muy pocos”

John Piper, fundador del ministerio “Desiring God”, y autor.

“El pecado es tenaz, pero por la gracia de Dios podemos odiarlo, y cazarlo. John Owen nos provee de una guía maestra para poder cazar el pecado. La sustancia de este libro es útil para nuestro entrenamiento espiritual, y el amor por las almas.”

Mark Dever, pastor principal de Capitol Hill Baptist Church, Washington, D.C.

“Cuando tienes un volumen de Owen en tus manos te preguntas, “¿por que he pasado tanto tiempo leyendo cosas de mucho menos calidad?” Esto es cierto, y como el Dr. John Duncan dijo una vez, “si vas a leer esto, tienes que prepararte a ti mismo para el cuchillo”. Pero ese cuchillo es el bisturí de uno de los más excelente cirujanos espirituales del alma en toda la historia de la Iglesia. Owen entendió, como muy pocos lo han hecho, la manera como el Evangelio nos renueva por completo.”

Sinclair Ferguson, Senior Minister, First Presbyterian Church, Columbia, S.C.

“Los tres tratados de Owen sobre el pecado, la mortificación, y la tentación son un tesoro que no tiene precio. Leerlos es extraer puro oro de riqueza espiritual. Sin embargo, de la misma manera que en la búsqueda del oro, leer a John Owen ha sido un trabajo difícil. Cualquier persona que desea crecer en santidad persona tendrá gran ganancia de la lectura de este libro.”

Jerry Bridges, Navigators Community Ministries Group

Quisiera escribir en los siguientes días una serie de artículos, tomando como base la publicación de este libro, para que el publico latinoamericano en general este mas familiarizado con los escritos de este gigante de la fe evangélica protestante.[1]

Introduccion al contexto y vida de John Owen

John Owen es, en términos de la influencia de su teología, sin duda el más importante de todos los teólogos puritanos. Es conocido como “El príncipe de los teólogos los puritanos”,[2] y ya en su tiempo era conocido por sus compañeros puritanos como “el Juan Calvino de Inglaterra”.[3] Su popularidad hacia el final de su vida era tal, que se convirtió casi en una atracción turística, un punto de parada de profesores y estudiantes que visitaban Inglaterra.

       Es difícil sobre enfatizar la importancia de John Owen, no solo por sus contribuciones teológicas, sino también por el rol protagónico que tuvo como líder del movimiento puritano, más que cualquier otro teólogo puritano en la historia. Carl Trueman ha dicho sobre él: 

[John Owen] fue uno de los mejores teólogos europeos de su tiempo, y es muy posible que fuera la mente teológica más brillante que Inglaterra jamás ha producido.[4]

Como líder teológico indiscutible del partido calvinista inglés del siglo XVII,[5] es virtualmente imposible entender la era histórica que siguió a la Reforma conocida como la ‘Alta Ortodoxia’ sin estar familiarizado con el trabajo de Owen. 

       Sin embargo, como ya ha sido mencionado, la importancia de Owen no solo se encuentra en el campo teológico, sino también en su rol histórico en el gobierno de transición inglés. John Owen fue consejero personal de Oliver Cromwell, el mismo que lideró las fuerzas del ejército republicano inglés en contra del ejército real; también fue el líder de la Asamblea de Savoy, la misma que tuvo un rol fundamental en la formación del independentismo evangélico e identidad Bautista. 

       Sin embargo, su influencia abarca aún más, como Rector de la Universidad de Oxford tuvo a su cargo la formación de toda una generación de intelectuales en Inglaterra que más adelante afectarían con sus ideas al mundo entero. Y en adición a todo esto fue pastor, predicador oficial del Parlamento Inglés, parlamentario, teólogo, y escritor de innumerables libros, los mismos que han sido compilados en 23 gruesos volúmenes de teología.[6] Y esto solo para nombrar algunos de sus logros. 

       La amplitud de su conocimiento teológico es sin parangón. Educado en las mejores instituciones académicas de su tiempo, Owen dominaba lo mejor de su tiempo en términos de filología, historia, patrística, teología escolástica medieval, literatura europea contemporánea, idiomas bíblicos, lógica, gramática y filosofía, y esto solo para nombrar algunas de las cualidades de la amplitud de su erudición.[7]

       Sin embargo, ha sido mencionado de manera correcta, que los escritos de Owen no están entre los más fáciles de leer entre los puritanos. Él mismo menciona que no estaba preocupado con el ornamento y elegancia de estos, sino con el contenido. Andrew Thompson, el biógrafo de Owen del siglo XIX menciona que Owen aborda los temas que escribe con el mismo tacto con “que un elefante al caminar”.[8] Esto es cierto. Owen escribe con la misma gracia con la que un elefante bailaría ballet. 

1. ¿Cómo era el mundo en la época de John Owen?

Owen vivió en uno de los tiempos de mayor cambio en la historia de la humanidad, el periodo transicional entre la edad media y el modernismo, un tiempo de guerras, nuevos descubrimientos, un tiempo de cambios. Para el momento de su nacimiento en 1616, James I era Rey de Inglaterra, Oliver Cromwell era un adolescente un año mayor que el hijo del Rey y futuro enemigo de Cromwell, Charles I. Para el momento que Owen nació, en el continente europeo, Galileo estaba publicando sus descubrimientos en ciencia, como la invención del telescopio, Kepler estaba escribiendo sobre el movimiento de los planetas, y en otras áreas del saber, importantes obras estaban siendo publicadas como por ejemplo las obras de Francis Bacon en filosofía, y las obras de Robert Keyes, y Cornelius Jansen en teología habían sido recientemente publicadas. A nivel internacional, la ‘Compañía británica de las Indias Orientales’ había sido recientemente inaugurada en 1600, incrementando así el comercio entre las naciones, el desarrollo de estas, así como la explotación, abuso y codicia: La era del colonialismo mercantilista había comenzado. 

       Mientras tanto, nuestras naciones latinoamericanas se encontraban en medio de una turbulencia económica y social. Por un lado, mientras que el norte de Europa se volvía cada vez más protestante, y las migraciones de los mismos al Norte de América había comenzado; por otro lado, Latinoamérica se consolidaba cada vez más al Catolicismo Romano, el mismo que encontró terreno fértil para su crecimiento en uno de los tiempos más tristes para nuestras naciones latinas. Justo Gonzales menciona sobre el mismo: 

Es una historia triste. Triste, por cuanto en aquel encuentro se destruyeron poblaciones enteras y ricas culturas. Triste, por cuanto, quienes tal hicieron, no parecen haberse percatado siquiera del enorme crimen que se cometía. Y triste sobretodo, porque esto se hizo en nombre de la cruz de Cristo.[9]

Era un tiempo de nuevas ideas, nuevos descubrimientos, nuevas oportunidades, y Owen se encontraba viviendo justo en el medio de ellas jugando un rol de suma importancia. La Inglaterra en la que Owen nació estuvo marcado por el sectarismo religioso, desde hacía ya unos años las semillas de lo que desencadenaría en una guerra civil uno años más tarde en 1638, estaban siendo sembradas. Por un lado, una parte de la población quería una reforma aún más completa, mientras que, por otro lado, algunos otros pensaban que la reforma ya había ido demasiado lejos. 

       Las tensiones políticas, económicas y sociales solamente se iban acrecentando con los años. Para el momento en que James I de Inglaterra, o James VI de Escocia, llegó al poder en 1603 las tensiones entre el partido puritano y el royalista estaban cada vez más en aumento.[10]

2. Relevancia para el contexto latinoamericano

Pocas cosas son más escasas en la Iglesia Evangélica actual que una vida en santidad y pureza. El pecado sexual destruye la vida de nuestros jóvenes. La pornografía se esta volviendo tan común dentro de la Iglesia como fuera. La codicia por dinero y poder corrompe día a día la vida de nuestros líderes. Debemos matar el pecado, o este nos matará a nosotros. Vivimos en una sociedad hiper-saturada de mundanalidad, de tal manera que podemos llegar a pensar que lo que vemos es normal. Mas aún, las pocas veces que se aborda el tema de la santidad en nuestras iglesias se hace desde una perspectiva moralista en el mejor de los casos, y legalista en el peor de ellos. La moralidad es quizá la falsificación satánica de mayor éxito para llevar a las personas al infierno. La moralidad se mira a sí misma y se compara con otros, mientras que la santidad a Cristo y se compara con él. La moralidad se enfoca más en lo que debo hacer, la santidad en lo que Cristo ya ha hecho por mí. La moralidad es la consecuencia de la santidad, y nunca la causa de ella. Las palabras que el profeta Jeremías pronunció en contra del pueblo de Israel son tan relevantes para nosotros como cuando por primera vez fueron dichas: 

Jeremías 6.13–16 “Porque desde el menor hasta el mayor, todos ellos codician ganancias, y desde el profeta hasta el sacerdote, todos practican el engaño. Curan a la ligera el quebranto de Mi pueblo, diciendo: ‘Paz, paz,’ Pero no hay paz. ¿Se han avergonzado de la abominación que han cometido? Ciertamente no se han avergonzado, ni aún han sabido ruborizarse; por tanto caerán entre los que caigan; en la hora que Yo los castigue serán derribados,” dice el Señor. Así dice el Señor: “Párense en los caminos y miren, y pregunten por los senderos antiguos, cuál es el buen camino, y anden por él; y hallarán descanso para sus almas. 

Cuando al pecado le llamamos falta de autoestima, estamos diciendo ‘Paz, paz’, ¡pero no hay paz! Cuando minimizamos la lujuria dentro de nuestros clubes de jóvenes porque no queremos asustarlos innecesariamente, estamos predicando ‘Paz, paz’, ¡pero no hay paz! Cuando consentimos el pecado sexual y las faltas en nuestro liderazgo, y en lugar de hacer un arrepentimiento publico, las escondemos debajo del tapete, estamos declarando ‘Paz, paz’, ¡pero no hay paz! Donde Dios es pequeño, el hombre es grande; y donde el hombre es grande el pecado es grande, pero se considera como algo pequeño. 

       Si lo que estas buscando es un libro que te diga ‘Paz, paz’, donde no hay paz, este libro no es para ti. Si estas buscando un libro que te haga sentir bien contigo mismo diciéndote que Dios no puede vivir sin ti y que eres un príncipe y una princesa del Reino, este libro no es para ti. Si lo que buscas es una técnica sobre como ser más disciplinado, o como dejar de ver pornografía, este libro no es para ti. Sin embargo, si lo que estas buscando es un libro que descubra las llagas supurantes de tu pecado, y te muestre lo horrible que estas son delante Dios, este libro es para ti. Si lo que estas buscando es reconocer como tu identidad completa, lo que eres y lo que haces, se encuentra en Cristo Jesús, este libro es para ti. Si lo que buscas es amar a Cristo, y como consecuencia de esto no alimentar los deseos podridos de tu carne, este libro es para ti. 

       Este libro esta diseñado para ser una compañía para toda la vida, y no simplemente un libro que se lea y luego se deje dormir en un estante. Es un libro que debe ser visitado vez tras vez, año tras año para poder comprender y aplicar sus conceptos plenamente. Los puritanos fueron gigantes espirituales. Donde nosotros somos débiles, ellos eran fuertes. Donde nosotros construimos castillos de naipes, ellos edificaron fortalezas. Sin embargo, quizá la mayor diferencia entre ellos y nosotros pueda ser resumida en una palabra: madurez. Me dirijo aquí especialmente a los varones, aunque también se aplica de igual manera a las mujeres: No puedes estar en comunión con Cristo mientras al mismo tiempo satisfaces los placeres de tu carne. No puedes ver a Cristo radiante como es, con los mismos ojos con los que alimentas tu lujuria. Cuando cambias el ver la belleza del Salvador que derramó su sangre por ti, por el ver imágenes pornográficas en el internet, no estas en comunión con Dios, y el pecado te matara pronto. ¡Sin santidad nadie, nadie, nadie sin excepción, vera a Dios! No puede haber comunión con Cristo sin mortificación del pecado. ¡Mortifica el pecado, o este te matara a ti! Seamos hombres de carácter, virilidad y fortaleza, y no niños fluctuantes. 

Mas artículos del autor aqui.

Daniel Caballero.

Daniel Caballero

Acerca del autor:
Daniel Caballero nació en Lima, Perú. BSc. Universidad Nacional Agraria La Molina. BA, Seminario Teológico Bautista (Lima); Postgrado en Teología, The London Theological Seminary (Londres), ThM-Teologia Histórica., Westminster Theological Seminary (PA-USA). Esta por iniciar estudios doctorales en Inglaterra sobre Historia de la Reforma (siglo XVI) y Post-Reforma (siglo XVII). Especialización en John Owen y Puritanismo ingles. Daniel ha escrito numerosos artículos sobre puritanismo, teología bíblica y cultura. Su campo de especialización es en estudios de la Reforma y Post-Reforma (Puritanismo). Ha vivido por casi siete años en Inglaterra, donde tuvo la oportunidad de profundizar estudios Teológicos. Es misionero enviado de Inglaterra para el servicio en desarrollo de educación teológica. Actualmente vive en Cork, Irlanda. Tiene experiencia desde muy joven en educación teológica. Esta casado con Ellie.

Notas:


[1] Esta seccion ha sido adaptada de: Jaime D. Caballero, Una Introduccion a Victoria sobre el Pecado y la Tentacion de John Owen, en Victoria sobre el pecado y la tentacion, ed. Jaime. D. Caballero (Teologia para Vivir: Lima, Peru, 2019), 17-23. 

           [2] Joel R. Beeke and Mark Jones, A Puritan Theology: Doctrine for Life (Grand Rapids, MI: Reformation Heritage Books, 2012), 712.

           [3] Peter Toon, God’s Statesman: The Life and Work of John Owen (Exeter: Paternoster Press, 1971), 173.

           [4] C. R. Trueman, “Owen, John,” in Biographical Dictionary of Evangelicals, ed. Timothy Larsen et al., (Leicester, England; Downers Grove, IL: InterVarsity Press, 2003), 494.

           [5] Joel R. Beeke and Randall J. Pederson, Meet the Puritans: With a Guide to Modern Reprints (Grand Rapids, MI: Reformation Heritage Books, 2006), 455.

           [6] Carl R. Trueman, The Claims of Truth: John Owen’s Trinitarian Theology (Carlisle, Cumbria: Paternoster Press, 1998), 1-3.

           [7] Crawford Gribben, “John Owen, Renaissance Man? The Evidence Of Edward Millington’s Bibliotheca Oweniana (1684),” Westminster Theological Journal 72, no. 2 (2010): 322.

           [8] Andrew Thompson, “Life of Dr. John Owen”, en The Works of John Owen, ed. William H. Goold, vol. 1 (Edinburgh: T&T Clark, n.d.), xxxviii.

           [9] Justo L. González, Historia Del Cristianismo: Tomo 2, vol. 2 (Miami, FL: Editorial Unilit, 2003), 250–251.

           [10] John Craig, “The growth of English Puritanism,” en The Cambridge companion to Puritanism, eds. John Coffey y Paul C.H. Lim, (Cambridge: Cambridge University Press, 2008), 34-47.

2 respuestas »

  1. A fines del año pasado comencé con Owen con «Mortificación del pecado» (versión abreviada). Los libros que editan ustedes se consiguen en Argentina? Bendiciones!

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