Quizá nadie está en mayor riesgo de ser un falso maestro que aquel que nunca se ha hecho esa pregunta. La realidad es que la mayoría de falsos maestros no están conscientes de serlo, grande será su sorpresa cuando el Señor les diga:
“Un árbol bueno no puede producir frutos malos, ni un árbol malo producir frutos buenos. “Todo árbol que no da buen fruto es cortado y echado al fuego. “Así que, por sus frutos los conocerán. “No todo el que Me dice: ‘Señor, Señor,’ entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de Mi Padre que está en los cielos. “Muchos Me dirán en aquel día: ‘Señor, Señor, ¿no profetizamos en Tu nombre, y en Tu nombre echamos fuera demonios, y en Tu nombre hicimos muchos milagros?’ “Entonces les declararé: ‘Jamás los conocí; apártense de Mí, los que practican la iniquidad.’ Mateo 7.18–23
La evidencia del Nuevo Testamento es contundente, un falso maestro no lo es primariamente porque enseñe herejía, sino porque su vida o frutos son malos. Es decir, que la cualidad primaria que distingue a un falso maestro de una verdadero es el aspecto moral del mismo. Si bien en numerosas instancias en el Nuevo Testamento los falsos maestros son confrontados por sus errores doctrinales en asuntos cardinales de la fe cristiana, la mayoría de las veces lo son por sus frutos. “Señor, Señor, no predicamos acaso en tu nombre, y en Tu nombre echamos fuera demonios, y en Tu nombre no hicimos muchos milagros” Entonces les diré: Apártense de mí, malditos, ustedes que viven haciendo maldad” (paráfrasis Mat. 7.22-23). Nótese que estos falsos maestros no son criticados por su mala doctrina, ‘En tu nombre’, tampoco por los milagros que realizaron. Aparentemente fueron verdaderos. ¿Qué quiere decir esto? Quiere decir que hay maestros/pastores que pueden ser Bautistas, Pentecostales, Presbiterianos, Calvinista de 5 puntos, Confesión de Fe de 1689, de Westminster o Heidelberg o cualquier otra que son falsos maestros y su ministerio trae condenación y muerte a los que los oyen. Estas son palabras serias, y una seria advertencia para todo aquel que lee esto, pues ¿Cómo sabes que tú no eres un falso maestro? ¿Por qué usas una confesión de Fe? ¿Cómo sabes que el hombre al que escuchas o sigues no lo es?
2 Timoteo 3.5 “Los cuales teniendo apariencia de piedad (religión), pero habiendo negado su poder. A los tales evita.”
Debemos examinarnos, por el bien de nuestra alma y nuestra familia. Como diría el puritano John Flavel sobre este punto:
“Hospedando personas extrañas, hubo quienes, en algunas ocasiones, hospedaron ángeles sin darse cuenta, pero aceptando doctrinas extrañas, muchos han hospedado a los demonios sin darse cuenta.”[1]
Los falsos maestros son tan parecidos a los verdaderos, como un billete falso lo es a uno verdadero, que a menos que usemos nuestros sentidos afinados y enraizados en la Palabra, corremos, corro, el peligro real de ser engañando. Como diría el puritano William Gurnall sobre este punto: “Comparen la Escritura con la Escritura. Las falsas doctrinas, cual falsos testigos, no concuerdan entre sí.”[2] Si hombres más piadosos y más inteligentes que yo han sido engañados, ¿que garantiza que yo o tu no lo seas? Existen cuatro rasgos en el Nuevo Testamento que distinguen a un falso maestro de uno verdadero:
I. Amor al dinero.
Esta es quizá la marca más evidente en el Nuevo Testamento de los falsos maestros. A menudo tenían la doctrina correcta, pero eran amadores del dinero. Vez tras vez los Apóstoles mencionan este punto en sus epístolas (Ver por ejemplo 2 Corintios 10-12 para una exposición y contraste entre falsos y verdaderos maestros), e incluso los Padres Apostólicos[3] lo señalan como la marca principal de un falso maestro. Explotaran económicamente a los más vulnerables o ingenuos en las Iglesias,[4] son comparados con Balaam[5] quien cobrara por sus servicios como “profeta profesional”[6], se menciona que usaran el ministerio como medio de enriquecimiento, etc.[7] Vez tras vez Pablo defendió su Apostolado de los Falsos Maestros que paradójicamente lo acusaban a el de ser un falso Maestro. Mientras que los Falsos Maestros cobraban por sus servicios profesionales, Pablo gastaba de lo suyo propio y aun el mismo,[8] un verdadero Maestro era sufrido y sufría penalidades por el evangelio[9], mientras que los falsos solo les importaba satisfacerse a sí mismos.
2 Corintios 12.14 Miren, ésta es la tercera vez que estoy preparado para ir a ustedes, y no les seré una carga, pues no busco lo que es de ustedes, sino a ustedes. Porque los hijos no tienen la responsabilidad de atesorar para sus padres, sino los padres para sus hijos.
Si Pablo mismo siendo un Apóstol, no solo no cobraba por sus visitas a las Iglesia, sino que buscaba satisfacer sus propias necesidades, ¿Cuánto mas no debemos nosotros mismos sacrificarnos por la causa del evangelio? Claro está, que esto no quiere decir que debamos abusar de la bondad de un misionero o predicador, como lamentablemente a menudo ocurre en nuestras Iglesias Latinoamericanas, todo lo contrario, debemos ser generosos para con los mismos, sino más bien se refiere a la actitud/motivación del Maestro. Es irreconciliable con el Espíritu de las Escrituras, por ejemplo, que un Maestro exija viajar en primera clase, estar en un hotel cinco estrellas y recibir una ofrenda prefijada de al menos cuatro dígitos $$$$, para predicar en cierto lugar.
II. Causar divisiones dentro de la Iglesia.
Pablo mismo se vio obligado a escribir una carta entera (2 Corintios), con el propósito de defender su apostolado, debido en parte a las acusaciones en su contra. Paradójicamente ¡eran los falsos maestros quienes acusaban a Pablo de ser un falso maestro![10] Pablo por su parte muestra las credenciales de un verdadero Maestro de la Palabra, estableciendo requerimientos para aquellos que debían ocupar los oficios de Pastor/Maestro en la Iglesias Locales (Ver 1 Timoteo 3, y Tito 3).
Los falsos Apóstoles/Maestros acusaban los verdaderos de ser falsos, causando así el descredito de los mismos y la división en el cuerpo de Cristo, la Iglesia. Quizá la manera mas clara para identificar a un falso maestro- tanto en el Antiguo como el Nuevo Testamento- es que llama a un verdadero maestro, falso. Los falsos profetas del Antiguo Testamento llamaban a los verdaderos profetas (Isaias, Jeremías, etc.), falsos. Los fariseos llamaban al Señor Jesucristo, un falso maestro. Los falsos apóstoles llamaban a los verdaderos apóstoles (Pablo, Pedro, etc.), falsos apóstoles. Lo mismo ocurre el dia de hoy. Este ha sido también el patrón a lo largo de la Historia de la Iglesia, pues aquellos que hoy respetamos en su día fueron acusados de herejes e intolerantes, ¡justamente por aquellos que eran intolerantes y herejes! Charles Spurgeon, por ejemplo, fue expulsado de la Unión Bautista, y John Bunyan paso gran parte de su vida en la cárcel acusado de traición y herejía. Si el mismo Señor fue llamado un agente de diablo justamente por aquellos que eran agentes del diablo, ¡cuanto mas no lo serán sus seguidores![11] El punto no era que Pablo no llamara a los falsos maestros por lo que eran, era su deber hacerlo, sino que más bien el hacia lo hacía por las razones correctas, mientras que los falsos maestros no. Esta era la razón por la que muchos creyentes, especialmente inmaduros, caían, y caen en el engaño.[12] Una vez más vale la pena citar las palabras del puritano John Flavel, escribiendo sobre este punto:
“No permitan que nada que no sea una necesidad básica divida la comunión de los unos con los otros; manténgala mientras puedan hacerlo sin pecar.”[13]
La próxima vez que veas a alguien acusando a otra persona de ser un falso maestro, presta atención, pues quizá esta persona que hace la acusación lo sea el mismo. ¿Cómo discernirlo? Si se le llama a alguien “falso maestro”, por las razones mencionadas, es probable que si lo sea. Mientras que, si alguien llama a otro “falso maestro”, mostrando así su aparente ortodoxia, por alguna razón menor o secundaria, quizá esa persona que hace tal afirmación sea un creyente muy inmaduro, o quizá el mismo sea el falso maestro.
III. Inmoralidad.
Esto no significa que un pastor que comete inmoralidad, pero se arrepiente de la misma es un falso maestro. Creo que las Escrituras son muy claras al afirmar que existen ciertos pecados que descalifican, al menos por una generación completa o un muy largo tiempo sino para siempre, a un pastor para que ejerza el ministerio pastoral.[14] Si no, que más bien se refiere a aquella persona que ocupa un oficio dentro de la Iglesia (Pastor o Diacono), pero que vive en pecado, oculto o público, pero sin mostrar ninguna señal de arrepentimiento del mismo y sin experimentar de ninguna manera en el transcurso del tiempo la marca de la disciplina del Señor sobre su vida, la misma que es propia de todo aquel que el Señor recibe como hijo.[15] ¿Pero a qué tipo de pecados específicamente se refieren las Escrituras? Existen una serie de pecados, sin mostrar ningún tipo de arrepentimiento, que son asociados con el comportamiento de los falsos maestros: Inmoralidad Sexual,[16] avaricia y hurto, arrogancia y vanidad, divisos e iracundos, etc.
2 Pedro 2.18 Pues hablando con arrogancia y vanidad, seducen mediante deseos carnales, por sensualidad, a los que hace poco escaparon de los que viven en el error.
Es decir, que, por ejemplo, si un pastor/maestro es completamente ortodoxo en su predicación y enseñanza, pero roba constantemente el dinero de las ofrendas, o tiene la inmoralidad sexual como estilo de vida,[17] etc. quizá tal persona sea un falso maestro.
IV. Herejía.
Este es quizá de las cuatro marcas para identificar a un falso maestro la más evidente. Sin embargo, debe notarse un punto de suma importancia en relación a la Teología o Doctrina Cristiana: Hay doctrinas en las que tenemos mayor seguridad y que son al mismo tiempo la base y fundamento de otras, estas son a menudo llamadas doctrinas cardinales. Al mismo tiempo existen otras enseñanzas que son afirmadas de manera menos clara en la Escrituras y en la que cristianos piadosos han diferido de opinión a lo largo de los siglos, y que son en un sentido deducidas o colegidas como una inferencia de las doctrinas cardinales, estas a menudo son llamadas doctrinas secundarias o distintivos. Distintivos en el sentido de que históricamente estos son los que han distinguido una denominación de otra. Sin embargo, la pregunta del millón es ¿Quién decide que doctrinas son primarias y cuales son secundarias? Y ¿Por qué? Por ejemplo, ¿Es la Divinidad del Hijo una doctrina primaria o secundaria? Es primaria. ¿Por qué? Porque:
- La misma es claramente afirmada en las Escrituras en numerosas ocasiones.
- Es la base cardinal de muchas otras doctrinas, como, por ejemplo, la Trinidad, Salvación, etc.
- Ha sido afirmada históricamente en las principales Credos y Confesiones de Fe, así como por los maestros más representantes a lo largo de la Historia.
Un Credo, (i.e. Credo Apostólico, Credo Niceno, etc.), es lo que distingue al cristianismo por ejemplo del Judaísmo o Islamismo. Una Confesión Histórica de Fe (Westminster, Heilderberg, 1689, etc.), es lo que distingue una denominación de otra por ejemplo Bautistas, Presbiterianianos, Metodistas. Un Pacto de Membresía es lo que distingue una congregación local de otra congregación local dentro de un mismo cuerpo denominacional. Esto es de suma importancia notar, pues acusar a una persona de ‘Falsa Doctrina’, por afirma o negar un elemento que no es clara, explicita y numerosas veces afirmada en las Escrituras, no es la base cardinal de otras doctrinas ni tampoco ha sido afirmada a lo largo de los principales Credos, Confesiones, etc. no solo es un mal entendimiento del Evangelio, sino que históricamente me coloca a mí mismo (aquel que hace esta aseveración), en peligro de ser un falso maestro por traer desunión al cuerpo de Cristo. Puedo estar de acuerdo en estar en desacuerdo con una persona en un punto de doctrina no cardinal o secundario, pero no voy a llamarlo ‘Falso Maestro’. Esto evidenciaría que quizá yo mismo soy aquello que estoy acusando. Sobre este punto haríamos bien en recordar las palabras de Jonathan Edwards, escribiendo sobre los elementos o patrones históricos en las Reformas o Avivamientos:
“Que existan algunas falsedades [en un periodo de avivamiento o Reforma] no significa que nada sea cierto: cosas así son siempre de esperar en épocas de reforma. Si examinamos la historia de la iglesia, no encontraremos ningún ejemplo de algún gran avivamiento de la religión que no haya estado acompañado por muchas de esas cosas.” [18]
Por ejemplo, y esto es hasta donde hasta hoy tengo luz en las Escrituras e historia, ¿Si alguien niega/afirma el rapto pre-tribulacional, lo convierte en un falso maestro? No. ¿Si alguien niega la segunda venida corporal del cuerpo resucitado de Cristo? Si. ¿Si alguien afirma/niega que la salvación se pierde? No. ¿Si alguien niega que el Matrimonio es de manera exclusiva entre un hombre y una mujer? Si. ¿Si alguien niega que el hombre está completamente muerto en delitos y pecados? Si. Debido a que este último es uno de los puntos centrales que diferencia a la Teología Evangélica de la católica, ha sido afirmado en las Confesiones de Fe (tanto Reformadas como Metodistas, así como por el mismo Juan Wesley, Jacobus Arminio o Juan Calvino, y es a su vez una doctrina cardinal del evangelio).
Conclusión.
Estos cuatro puntos: Amor al Dinero, Divisionismo, Inmoralidad y Herejía son características de los falsos maestro en el Nuevo Testamento. Estos puntos son de vital importancia para nuestras Iglesias, pues considero que quizá un gran número de personas está trayendo condenación sobre si misma al llamar a Verdaderos Maestros, Falsos, mientras que al mismo tiempo un gran numero llama verdaderos pastores a lobos rapaces. Debemos constantemente examinarnos a la luz de las Escrituras. Nuevamente Jonathan Edwards menciona sobre este punto, en relación a los falsos maestros y la guía de la Escritura:
“Si una persona tiene la idea de que está siendo guiada por la inmediata dirección del cielo, eso la hará incorregible e inexpugnable en su mala conducta.”[19]
Es preocupante que quizá algunos que defienden el evangelio de la “apostasía”, sean ellos mismos los que están trayendo justamente aquello que dicen atacar, convirtiéndose así, sabiéndolo o no, justamente en aquello que querían destruir.Ignacio de Antioquia menciona:“No dejes que te sorprendan los que parecen ser dignos de confianza, pero enseñan doctrinas extrañas. Mantente firme como un yunque al ser golpeado con un martillo. La marca de un gran atleta es soportar el castigo y lograr la victoria. “[20] Pero debemos ser sabios al discernir aquello que es falsa doctrina, de aquello que no lo es. (Para un articulo similar, ver aquí)
Que el Señor nos ayude,
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Daniel Caballero.
Acerca del autor:
Daniel Caballero nació en Lima, Perú. BSc. Universidad Nacional Agraria La Molina. BA, Seminario Teológico Bautista (Lima); Postgrado en Teología, The London Theological Seminary (Londres), ThM-Teologia Histórica., Westminster Theological Seminary (PA-USA). Esta por iniciar estudios doctorales en Inglaterra sobre Historia de la Reforma (siglo XVI) y Post-Reforma (siglo XVII). Especialización en John Owen y Puritanismo ingles. Daniel ha escrito numerosos artículos sobre puritanismo, teología bíblica y cultura. Su campo de especialización es en estudios de la Reforma y Post-Reforma (Puritanismo). Ha vivido por casi cinco años en Inglaterra, donde tuvo la oportunidad de profundizar estudios Teológicos. Es misionero enviado de Inglaterra para el servicio en desarrollo de educación teológica en Perú. Actualmente vive en Lima, Peru. Tiene experiencia desde muy joven en educación teológica.
Notas:
[1] John Flavel, The Whole Works, 488–89.
[2] William Gurnall y John Campbell, The Christian in Complete Armour (Londres: Thomas Tegg, 1845), 602.
[3] Didache 4-5. 4. Que todo apóstol, cuando venga a vosotros, sea recibido como el Señor; pero no se quedará más de un solo día, o, si es necesario, un segundo día; pero si se queda tres días, es un profeta falso. 5. Y cuando se marche, que el apóstol no reciba otra cosa que pan, hasta que halle cobijo; pero si pide dinero, es un falso profeta. Alfonso Ropero, ed., Lo mejor de Los Padres Apostólicos, Patrística (Viladecavalls: Editorial CLIE, 2004), 105.
[4] 2 Pedro 2.3 En su avaricia los explotarán con palabras falsas. El juicio de ellos, desde hace mucho tiempo no está ocioso, ni su perdición dormida.
[5] 2 Pedro 2.15–16 Abandonando el camino recto, se han extraviado, siguiendo el camino de Balaam, el hijo de Beor, quien amó el pago de la iniquidad, pero fue reprendido por su transgresión, pues una muda bestia de carga, hablando con voz humana, reprimió la locura del profeta.
[6] Números 22.6–7 “Ven ahora, te ruego, y maldíceme a este pueblo porque es demasiado poderoso para mí; quizá pueda derrotarlos y echarlos de la tierra. Porque yo sé que a quien tú bendices es bendecido, y a quien tú maldices es maldecido.” Los ancianos de Moab y los ancianos de Madián fueron con el precio de la adivinación en la mano; y llegaron a Balaam, y le repitieron las palabras de Balac.
[7] 1 Timoteo 6.5 y constantes rencillas entre hombres de mente depravada, que están privados de la verdad, que suponen que la piedad (la religión) es un medio de ganancia.
[8] 2 Corintios 12.15 Y yo con mucho gusto gastaré lo mío, y aun yo mismo me gastaré por sus almas. Si los amo más, ¿seré amado menos?
[9] 2 Corintios 11.24–26 Cinco veces he recibido de los Judíos treinta y nueve azotes. Tres veces he sido golpeado con varas, una vez fui apedreado, tres veces naufragué, y he pasado una noche y un día en lo profundo. Con frecuencia en viajes, en peligros de ríos, peligros de salteadores, peligros de mis compatriotas, peligros de los Gentiles, peligros en la ciudad, peligros en el desierto, peligros en el mar, peligros entre falsos hermanos;
[10] 2 Corintios 11.13–15 Porque los tales son falsos apóstoles, obreros fraudulentos, que se disfrazan como apóstoles de Cristo (el Mesías). Y no es de extrañar, pues aun Satanás se disfraza como ángel de luz. Por tanto, no es de sorprender que sus servidores también se disfracen como servidores de justicia, cuyo fin será conforme a sus obras.
[11] Mateo 10.24–25 “Un discípulo no está por encima del maestro, ni un siervo por encima de su señor. “Le basta al discípulo llegar a ser como su maestro, y al siervo como su señor. Si al dueño de la casa lo han llamado Beelzebú, ¡cuánto más a los de su casa!
[12] Hebreos 5.14 Pero el alimento sólido es para los adultos (los que han alcanzado madurez), los cuales por la práctica tienen los sentidos ejercitados para discernir el bien y el mal.
[13] John Flavel, The Whole Works, 607.
[14] Tito 1.6–7 Lo designarás, si el anciano es irreprensible, marido de una sola mujer, que tenga hijos creyentes, no acusados de disolución ni de rebeldía. Porque el obispo (supervisor) debe ser irreprensible como administrador de Dios, no obstinado, no iracundo, no dado a la bebida, no pendenciero, no amante de ganancias deshonestas.
[15] Hebreos 12.6–8 Porque el Señor al que ama, disciplina, y azota a todo el que recibe por hijo.” Es para su corrección (disciplina) que sufren (lo soportan). Dios los trata como a hijos; porque ¿qué hijo hay a quien su padre no discipline? Pero si están sin disciplina, de la cual todos han sido hechos participantes, entonces son hijos ilegítimos y no hijos verdaderos.
[16] 2 Pedro 2.2 Muchos seguirán su sensualidad, y por causa de ellos, el camino de la verdad será blasfemado.
[17] 2 Timoteo 3.13 Pero los hombres malos e impostores irán de mal en peor, engañando y siendo engañados.
[18] Jonathan Edwards, The works of Jonathan Edwards, vol. 2 (Banner of Truth Trust, 1974), 265.
[19] Jonathan Edwards, The works of Jonathan Edwards, vol. 1 (Banner of Truth Trust, 1974), 404.
[20] Joseph Barber Lightfoot y J. R. Harmer, The Apostolic Fathers (London: Macmillan and Co., 1891), 160.
Categorías:Caballero, Jaime D., Contemporaneo, Editorial, Teologia Pastoral
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