04-Reforma s. XVI

¿Ha terminado la Reforma? Un llamado al Pueblo Evangélico, por Daniel Caballero.

El 31 de octubre del 2017, aquella rama del cristianismo que se diferencia de la Iglesia Católica Romana y de la Iglesia Ortodoxa, llamada Evangélica o protestante celebrara 500 años. No, la Iglesia Evangélica no comenzó con Martin Lutero (1483-1546) o Juan Calvino (1509-1564), o los puritanos. (Ver aquí) No, no celebraremos el nacimiento de la Iglesia Evangélica. Sino más bien aquellos valores que fueron encarnados por los Reformadores: Un retorno a la autoridad primaria de las Escrituras por sobre otras fuentes de autoridad como la tradición o experiencia. Sobre la Reforma Protestante y Latinoamérica, ver aquí. 

Quizá ahora más que nunca la Iglesia Evangélica necesita volver a sus raíces. No hay nada que aporte más al sentido de identidad de una persona que su trasfondo e historia. Lo mismo se aplica con una Iglesia. La Iglesia Evangélica en Latinoamérica ha sido en un sentido ‘teológicamente huérfana’. Por un lado, la rama Progresistas adoptaba una combinación entre Teología Liberal y Neo-Ortodoxia (Barthianismo), y por otro la rama Fundamentalista, hija del paternalismo norteamericano, se definía a si misma por aquello que no era, y más aún aquellos que no tenían ningún tipo de identidad histórica adoptaban una versión deformada del Pentecostalismo Clásico llamado Neo-Pentecostalismo, con sus apóstoles y profetas a la orden del día en todos los tamaños y formas, para todos los gustos. A la luz de nuestra situación actual en Latinoamérica, ¿Ha terminado la Reforma? Más que nunca debemos contestar con un rotundo no.

Unidad y Diversidad.

¿Cuáles son las características que nos definen como Evangélicos? ¿Qué es aquellos, por ejemplo, que nos diferencia del Catolicismo Romano, o de la Iglesia Ortodoxa? De la misma manera que en una familia existen diferencias entre un hermano y otro, también existen similitudes, un parecido o semblanza, que hace que, aunque un hermano no sea exactamente igual que el otro, compartan características en común. La Iglesia Evangélica seria la familia, mientras que las denominaciones de la misma como hermanos dentro de la misma. Una de las más grandes tragedias dentro de nuestro contexto Latinoamericano es que un hermano ha llamado a otro hermano ‘alnado’ solo porque no luce exactamente como él. Para algunos, todo aquel que no sea exactamente como uno es un hereje, ya sea por la versión de la Biblia que use, o si se atañe al principio normativo o regulador, o incluso si sostiene cuatro o cinco puntos de un esquema soteriológico. Para otros, todos pertenecen a nuestra familia, incluso aquellos que claramente forman parte de otra. Me refiero aquí a aquellos que promueven el movimiento ecuménico, Liberales e incluso la Neo-Ortodoxia (Barthianismo), que cae fuera de los parámetros tradicionales del evangelicanismo.

¿Guillermo Maldonado o Jonathan Edwards? ¿Rudolf Bultmann o Herman Ridderbos?

Hay una palabra que está casi descontinuada en nuestros círculos, que desgraciadamente se confunde con legalismo y oscurantismo, y es la palabra Ortodoxia. ¿Hasta qué punto hemos dejado de lado nuestra herencia evangélica y hemos adoptado, a menudo involuntariamente, posturas Liberales, católicas, y Barthianas? ¿Cómo es posible que mas evangélicos estén familiarizados con Cash Luna, Guillermo Maldonado, Benny Him, en lugar John Owen (ver aquí), Jonathan Edwards o John Wesley? ¿Qué locura se ha apoderado de nuestras instituciones teológicas a nivel post-grado donde exigimos leer a Karl Barth (1886-1968) antes que a Herman Bavinck (1854-1921)? ¿A Rudolf Bultmann (1884-1976) antes que a Geerhardus Vos (1862-1949)? ¿A Paul Tillich antes que a Jonathan Edwards? ¿A Ernst Käsemann (1906-1998) antes que ha Herman Ridderbos (1909-2007)? ¿Hasta qué punto nuestro evangelicanismo en Latinoamérica sabe más a misticismo, catolicismo, liberalismo o barthianismo? Alguien dirá, ¿Pero hay valor en leer a Bultmann? Si, por supuesto. Pero todo lo ortodoxo dicho por Bultmann es casi lo mismo dicho por Vos o Ridderbos. Creo que se aprende leyendo a un hereje como Bultmann (Creo también que hay otros herejes de los que no se aprende nada, como Guillermo Maldonado), pero se aprende mucho más leyendo a teólogos Evangélicos, Ortodoxos. ¿Cuáles son las características que nos definen como evangélicos? Unidad y Diversidad.

Continuidad y Discontinuidad.

Algo que debemos tener muy presente, es que como evangélicos, independientemente de la tradición teológica a la que uno pertenezca, existe continuidad y discontinuidad histórica. Nuestros énfasis teológicos a lo largo de los siglos no han sido los mismos, ha habido mucha variedad desde el siglo XVI en adelante. Déjenme citarles dos ejemplos.

Primer ejemplo: La teología de John Wesley (1703-1791).

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La teología de John Wesley (1703-1791), padre teológico del pentecostalismo, estaría mucho más cerca a la de los teólogos Calvinistas, George Whitefield (1714-1770) o John Owen (1616-1683) que por ejemplo a la Charles Finney (1792-1875). El mismo Wesley vez tras vez muestra su predilección por Owen, en sus recomendaciones de títulos para pastores. En un artículo anterior mencione tres características de la Teología Reforma (Ver aquí), las cuales eran: Monergista, Pactista y Confesional – Ver aquí. Wesley tenía un gran respeto por las confesiones de Fe, la Teología del Pacto era su sistema interpretativo, y era completamente monergista en su soteriología. Afirmaba la total inhabilidad original del hombre, así como el pecado original y la esclavitud de la voluntad. El poder del hombre para responder al evangelio, no se debía, de acuerdo a Wesley, a sus capacidades innatas (semi-pelagianismo), sino a la gracia de Dios en la gracia preveniente. Sin embargo, la teología actual de muchos hermanos carismáticos, pentecostales y bautistas generales dista mucho de la Wesley, y debido a la influencia de norteamericana desgraciadamente es más similar a la de Charles Finney, quien el propio Wesley hubiera considerado como hereje.

Finney es quizá el teólogo que más ha influenciado el evangelicanismo norteamericano en los últimos cien años, un teólogo que llamaba a expiación vicaria como “contraria a la moralidad”, y a la Justificación por fe a través de la imputación de Justicia de Cristo como “otro evangelio”.[1] El evangelicanismo norteamericano ha ejercido una tremenda influencia en Latinoamérica. Aunque con considerables diferencias, el Evangelio que predicaba Wesley estaba mucho más cerca al evangelio predicado por Whitefield y Spurgeon, que al evangelio de Finney, el cual es casi un evangelio diferente. Como diría Ryrie en sus advertencias a las Iglesias:

“Cuidémonos de los diminutos comienzos de la falsa doctrina. Toda herejía comenzó en un tiempo como una pequeña desviación de la Verdad. Solo hace falta una pequeña semilla de error para crear un gran árbol. Son las pequeñas piedras las que constituyen un gran edificio.” [2]

Segundo ejemplo: La continuidad y discontinuidad entre los puritanos (XVII) y los reformadores (XVI).

Por teología y teólogos del siglo XVI nos referimos, por ejemplo, a los Reformadores, esto es John Knox, Martin Lutero, Juan Calvino, Martin Bucer, Peter Vermigli, etc. Cuyos temas principales y énfasis teológicos tenemos: La Salvación por Sola Fe, la Completa Inhabilidad del Hombre, El uso de los Sacramentos y Adoración publica, la Predicación de la Palabra, las Marcas de una Iglesia verdadera, etc. (Ver aquí.)

Por teología y teólogos del siglo XVII nos referimos, por ejemplo, a los Puritanos, esto es John Owen, Richard Baxter, William Perkins, Thomas Goodwin, etc, asi como los teólogos continentales como Francis Turretin, entre otros. Cuyos temas principales tenemos: La creación y uso de Confesiones de Fe, como la de Westminster, La Teología del Pacto, el Decreto de Dios, el Ordo Salutis, el Método Teológico, la Ley y el Evangelio, etc.

Existen dos extremos incorrectos de los cuales debemos cuidarnos al momento de estudiar la Reforma del siglo XVI y la post-reforma del siglo XVII, y son:

  1. Existe completa continuidad entre la teología del siglo XVI y la del siglo XVII. Enseñaron exactamente lo mismo.

  2. Existe completa discontinuidad entre la teología del siglo XVI y la del siglo XVII. Sus enseñanzas fueron completamente diferentes.

Ninguno de los dos postulados anteriores es cierto. Existe continuidad y discontinuidad entre las enseñanzas, por ejemplo, de los Reformadores y los Puritanos, pero también existen muchas diferencias entre los mismos. Por lo cual decir, por ejemplo: “Nosotros enseñamos lo mismo que enseñaban Calvino, Lutero, Owen, los puritanos, etc”, es, siendo generosos, desinformada. Siendo realistas, peligrosa. ¿En qué aspecto de su doctrina se refiere? No vivimos y no debemos pretender volver al siglo XVI, XVII o XVIII.

¿Dónde radica la diferencia?

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Uno de los factores de mayor diferencia es lo que se conoce como Escolasticismo Reformado, en el siglo XVI. Es decir, la incorporación del método teológico usado en la época medieval a la teología Reformada. Fue en muchos aspectos un avance brillante, pero también hubiera algunos puntos en los que se cayó en una excesiva especulación racionalista, especialmente en relación a la doctrina de Dios. Quizá la más peligrosa de todas dentro de la Ortodoxia fue el hiper Calvinismo, pero también en cuanto a los atributos de Dios, y por ejemplo su inmutabilidad (La erradicación en la distinción entre la Economía (Lo que Dios hace) y la Ontología (Lo que Dios es) de Dios). En general, la teología del siglo XVIII y el inicio del liberalismo por un lado, y el Wesleyanismo por el otro, se pueden ver mucho como una reacción al Escolasticismo del siglo XVII.

Por lo cual, asumir una completa continuidad entre el siglo XVI y el siglo XVII es perjudicial, los temas, las circunstancias, y condiciones entre ambos eran muy diferentes. Por ejemplo, hacer la pregunta, ¿Afirmaría Calvino el tercer punto del Calvinismo (Redención Particular)? Es errada, pues es medir a Calvino, un teólogo del siglo XVI con estándares, temas y controversias del siglo XVII. El tema de la Redención Particular o General no era un tema de discusión o debate durante el siglo XVI. Sería algo así como preguntar, seria Martin Lutero; Fujimorista o Aprista?, o votaría John Wesley por Donald Trump o Hilary Clinton. Debemos dejar que Calvino, Lutero, Owen, Wesley y Edwards digan lo que tienen que decir, y no hacerles decir lo que consideramos ortodoxo.

Un llamado a los pastores y líderes.

Como evangélicos, compartimos una herencia en común, existe unidad, pero al mismo tiempo diversidad entre nosotros. Compartimos una herencia histórica, llena de continuidad con los Reformadores, pero al mismo tiempo discontinuidad entre nuestras diferentes denominaciones. Estas líneas son un llamado a mis queridos hermanos, pastores, lideres, jóvenes seminaristas, amas de casa, y en general todo aquel que lea esto. Únete a celebrar con nosotros los 500 años de la Reforma Evangélica Protestante. Durante las próximas semanas publicaremos artículos relacionados con la reforma y recomendando recursos, compártelos con otros, organiza algo en tu congregación, únete a nuestro grupo de estudio donde estaremos leyendo libros y compartiendo sobre los mismos: https://www.facebook.com/groups/829047413897431/ . Enseña en los grupos pequeños en tu iglesia un curso sobre la importancia de la Reforma. Regresemos a nuestras raíces evangélicas, regresemos a las Escrituras. Joven que lees esto, yo también joven como tú, en nosotros está el cambio. Que el Señor nos ayude, y nos bendiga, Daniel Caballero.

Mas artículos sobre el tema aquí. 

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Daniel Caballero.

Daniel Caballero

Acerca del autor:
Daniel Caballero nació en Lima, Perú. BSc. Universidad Nacional Agraria La Molina. BA, Seminario Teológico Bautista (Lima); Postgrado en Teología, The London Theological Seminary (Londres), ThM-Teologia Histórica., Westminster Theological Seminary (PA-USA). Esta por iniciar estudios doctorales en Inglaterra sobre Historia de la Reforma (siglo XVI) y Post-Reforma (siglo XVII). Especialización en John Owen y Puritanismo ingles. Daniel ha escrito numerosos artículos sobre puritanismo, teología bíblica y cultura. Su campo de especialización es en estudios de la Reforma y Post-Reforma (Puritanismo). Ha vivido por casi cinco años en Inglaterra, donde tuvo la oportunidad de profundizar estudios Teológicos. Es misionero enviado de Inglaterra para el servicio en desarrollo de educación teológica en Perú. Actualmente vive en Lima, Peru. Tiene experiencia desde muy joven en educación teológica.

Notas:

[1] Todas las referencias son de: Charles G. Finney, Systematic Theology (1846; repr., Minneapolis: Bethany Fellowship, 1976), 46, 57, 321–22.

[2] J. C. Ryle, Advertencias a las iglesias, trans. David Cánovas Williams, Primera edición. (Moral de Calatrava, Ciudad Real: Editorial Peregrino, 2003), 57.

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